⒑ Cristales de Alcohol

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Jungwoo llegó a su piso tan cansado que no quiso ponerse a cocinar la cena, así que abrió un tupper de pasta de sobra del día anterior de la nevera y lo calentó en el microondas.

Su móvil entonces sonó y fue a descolgar rápidamente en cuanto vio que era el número de uno de los miembros de su staff. Era muy extraño que le llamaran tan tarde y más si era en su horario de descanso, porque aquella noche no tenía que acudir a ningún programa o entrevista, y además estaba agotado después del fanmeeting.

— ¡¿Jungwoo?! ¡¿Eres tú?!

— ¿Haechan? ¿Qué pasa?

— ¡Jungwoo!, ¡menos mal! ¡Tienes que venir a la planta veintiséis ahora mismo! ¡Es urgente!

— ¿Qué ocurre? Suenas como si se hubiera incendiado el edificio... oh, no, ¿es eso?— Jungwoo fingió un falso interés.— ¿Pero entonces para qué quieres que vaya?

— Mira, a venido un idol de otra compañía que, de alguna manera, se ha colado en nuestro edificio y se ha encerrado en una de las salas de producción de música. Seguro que ha sido culpa de la secretaria. ¡Sí! ¡Sí, estoy hablando de ti!— Alzó la voz al otro lado de la línea con una actitud y nerviosismo.— Aj, de verdad. A lo que iba, pues que hemos intentado mandarle de vuelta a su casa y se ha puesto: ¡a despedir a media plantilla! ¿Cómo lo ves? Es que es muy fuerte esto, ¿eh?

— A ver, Haechan, me estás diciendo que un idol está en una de nuestras salas y no quiere irse a casa y encima se ha puesto a despedir al personal. ¿Es una cámara oculta o algo así?

— ¡No! Es más real de lo que me gustaría. ¡Está muy borracho! ¡Tirando cosas por el aire y todo eso! No te pediríamos esto si no fuera porque dice que solo hablará con alguien de su nivel. Quiere hablar con un artista y tú eres el único que ha cogido el teléfono.

— ¿Y qué haré yo?

— Por favor, te necesitamos. No podemos sacar a Lee Taeyong a la fuerza y montar un numerito.

— ¡¿Lee Taeyong?! ¡No, no! No iré.

Jungwoo resopló hacia arriba, haciendo volar los mechones rubios de su flequillo sobre su frente. Pensó que, si ya era un idiota estando sobrio, pues estando ebrio ni se lo quería imaginar. Y lo más probable es que si fuera a intentar ayudar, lo cabrease más y le lanzase cosas a él como objetivo.

— También no para de repetir que echa de menos a alguien. ¡Ah, Jungwoo! ¡Por favor! ¡Te lo pido como un favor!

Jungwoo soltó un quejido, comprendiendo entonces la gravedad de la situación al escuchar los gritos del staff, mezclados con golpes y ruidos, a través de su teléfono, seguramente huyendo despavoridos por el genio del chico.

— Está bien. Voy enseguida.

Cumplió su palabra y no tardó en llegar al edificio más de veinte minutos, donde vio que todas las luces estaban apagadas excepto una de la planta veintiséis. Subió por el ascensor hasta ella, donde se encontró con un estrecho pasillo oscuro y tuvo que encender la luz de la linterna de su móvil para caminar hasta la única habitación de la que salía algo de luz.

El staff también se había marchado a su casa o había huido y estaba todo en silencio. Ni siquiera podía escuchar a Haechan pegar gritos de un lado para otro. Nada, solo calma.

Parecía un escenario de una película terror y se preguntó por segunda vez si era una especie de cámara oculta que le estaban gastando. Pero no podía ser porque nadie le había avisado, por lo que las personas que la vieran no verían a Jungi, sino a un chico parecido a ella asustándose. Por ello se había llevado una bandolera donde había metido una de las pelucas rubias de su casa que guardaba para casos de emergencia como aquel y se la había colocado de manera un poco torpe y despeinada, aunque así quedaba natural, así que pasaría como pelo normal en una cámara de luz nocturna.

Cuando llegó a la puerta, encontró a Taeyong tirado en la silla de su estudio, tomando largos sorbos de la botella de cristal. Parecía estar tranquilo, mucho más de lo que esperaba. Miraba la pantalla del ordenador, apagada. Fue entonces cuando vio su reflejo llegar y dio un largo suspiro, cansado.

— Vete de aquí.— Las palabras le pesaban al hablar.

Jungwoo se apoyó en el marco de la puerta, tratando de hablar calmado mientras se recolocaba en el hombro la correa de la bandolera, caída.

— ¿Sabes que desde mi casa hasta la empresa van tres kilómetros de distancia?

Él bufó, molesto, y volvió a pegar un trago.

— ¿Y quién te ha pedido que vengas a mi compañía? Lárgate.

Jungwoo trató con todas sus fuerzas de no soltar una risa ante la tontería que acababa de decir. Taeyong realmente se pensaba que estaba en su propia compañía en vez de en YM.

— Mi staff. Créeme, no estoy aquí por ti. Ellos son los que se preocupan por ti. Anda, dame la botella.

— ¡No!

— Taeyong, dámela.

— ¡He dicho que no!— Entonces la tiró cabreado y borracho contra la pared, rompiéndose en mil cristales y manchando la pared de alcohol. Jungwoo retrocedió unos pasos, asustado por su agresividad.

Podía ver sus ojos rojos e hinchados clavados en la pared con furia, pero éstos parecían estar pensativos, mirando más allá de la sola pared.

— Ahora vete.— Taeyong seguía con el ceño fruncido.

El chico dudó seriamente entre si dejarlo ahí o seguir tratando de ayudarle. Al final cedió, cerrando la puerta con pestillo tras él, ante la sorpresa del otro.

— ¿Qué haces?

— Si no vas a salir, yo tampoco. Me iré cuando regreses a tus sentidos.

No Longer 「Jungwoo • Taeyong • Jaehyun」Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum