Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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— ¿Entonces puedo irme confiada en que irás a mi casa en la noche? —insistió una vez más la pequeña chica de ojitos negros, apunto de arrancar el auto una vez estuvo dentro.
— Ya he dicho que sí. Ahora ve con calma —sentencié sonriendo, terminando de cerrar la puerta del copiloto antes de que pusiera en marcha el vehículo.
La noche había llegado sin ver pasar el día, sin ver el sol asomarse tras las nubes y todo fue por causa de mis repetidos ensayos para las presentaciones que vienen más adelante. Sí, todo era mucho más complicado de lo que muestro. Todo era aún más doloroso si pensaba que al llegar a casa unos brazos sean los que me iban a cubrir.
Bueno… hoy ni siquiera lo he visto.
— JungKook-ssi —llamó el manager acercándose a pasos rápidos, con unas carpetas en las manos sosteniéndolas fuerte contra su pecho plano— El señor Jeon me ha informado que no se puede ir temprano hoy a casa, debería repasar uno de sus solos de baile para que salgan perfectos el día de la presentación.
Y lo único que hice, que podría hacer aparte de gritar por mis adentros como un demonio, fue apretar fuerte los labios hasta que la circulación se trancara en éstos y asentir con la cabeza dos veces.
— Entiendo. Todavía necesito practicar un poco más, ¿puedes decirle al personal que no quiero que me molesten, por favor? —Koo Bunga asintió con una reverencia acompañándolo, mientras que por mi parte sólo pude alzar la comisura de mis labios.
— Como usted diga, JungKook-ssi.
Los pasillos que normalmente eran ruidosos me recibieron demasiado silencioso para mi gusto. Para sumergirme fuera de todo en cuanto la música del equipo llenara las paredes de mi salón de prácticas.
Begin se escuchaba de fondo en lo que me disponía a calentar los músculos antes de comenzar a bailar en seco después de un rato no practicar. Dolía, no era de piedra y acero fuerte, todos mis huesos dolían por no descansar y tomarme el tiempo que debía para mí. Esta carrera era difícil, tal cual y como dijo mi padre, pero-
Joder, en veces sólo quiero decir tantas cosas que nada sale de mi boca.
Después de unos minutos que el dolor de cabeza comenzó a parecer más irritante pausé la música para mover los pies de un lado a otro al ritmo de los latidos de mi corazón. Los movimientos pareciendo cada vez más escasos cuando mover un dedo era un esfuerzo demasiado doloroso para un chico joven que a pesar de tener una vida de lujos, es tan noble como la primera vez que se dio cuenta que la música era su pasión.
Ahora todo parece que ha sucedido demasiado rápido y es que es verdad. Parece que ayer estaba conociendo a los padres de Han JooNa en una cena que nos presentábamos como una pareja formal unos meses después de conocernos en la empresa. Parece que no hacía mucho tiempo desde la última vez que pude decirle un te quiero sincero.
