Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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Los gritos se escuchaban más allá de la superficie en el escenario.
El staff me recibió con fuertes aplausos y enormes sonrisas felicitando mi actuación de esta noche, a la cual asentí reverenciando, aunque la sonrisa en mis labios no fuese del todo sincera.
Como si lo hubiera estado esperando, un semblante serio hizo presencia capturando el silencio incómodo en el ambiente.
Jeon JaeKi me escruta con los brazos cruzados sobre su pecho.
— Lo hiciste bien, felicidades.
— Gracias, pa- —en el mismo momento en que iba a encorvar mi columna para mostrar tal orgullo por aquellas palabras, el señor me interrumpe con la voz bajando una octava.
— Pero has fallado en Euphoria, ¿qué pasó?
Joder. ¿No era normal equivocarse? ¿Por qué el hombre que más tenía que apreciar todos mis esfuerzos, era el que más me recriminaba con un solo error?
— Lo ha hecho perfecto. JungKookie hizo un genial trabajo. Sólo fue un pequeño error —agregó el manager Koo.
Decidí no sentirme frágil cada vez que alguien me impone hasta más no poder. Cuando mis dos iris oscuros se posaron en mi padre, quien no dijo nada después del comentario agregado.
— Puedes verme hecho un desastre después de estar horas cantando y bailando. Aun así actúas sin corazón, ¿en qué clase de padre te has convertido?
Tal vez no era el mejor momento para hablar tan deliberadamente donde no debería. JaeKi esbozó una pequeña sonrisa que revolvió todo mi interior, impotencia en vez de sangre corriendo por mis venas. Mas sus cejas enarcas queriendo parecer obvio a lo siguiente que dice.
— En momentos como estos no soy tu padre, soy tu jefe, ¿bien? No vuelvas a ser así de irrespetuoso.
Y sin querer porque esas palabras causaron que mi pecho se estrujara, mis lagrimales picando estaban rogando por salir entre la multitud lo antes posible. Debería de estar contento e irme a festejar el resultado del último concierto que daré en China. Sin embargo, fue mucho más eficiente caminar por las largas calles alumbradas por carteles anunciando el concierto. Vídeos inclusive.
Lo extraño. Mierda. Con locura.
— Quiero verte —susurré al silencio de la noche. Recordando, oh, recordando una noche en específico que la madrugada fue la principal vigilante de una salida nocturna.
Rebusqué dentro de mi bolsillo trasero de mi vaquero algo que había colocado horas antes. El tacto de algo suave entre mis dedos me hizo sonreír deteniendo mi camino al hotel en que me hospedaba. Y lo pequeño que el tallo lucía entre mis dedos cuando logré levantarlo a los focos lejanos sobre mi cabeza, el trébol de cuatro hojas lucía marchito pese a la cantidad de tiempo que había pasado.
