Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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Me estremecí al primer contacto de unos delicados brazos deslizándose sobre mi cintura, tomando lugar en mi espalda. Pero incluso con aspirar el aroma que desprendía sus cabellos podía deducir de quien se trataba.
Por eso no lo aleje en lo más mínimo, me aferraba a sus brazos como si mi vida dependiera de ello.
— T-Taehyung-
— Está bien, todo está bien. Vayamos a otra parte, ¿sí?
Ahí fue cuando pude ver como Taehyung se alejaba pausadamente, sin quitar sus hermosos ojos de mi rostro mojado por las lágrimas. Odiaba que tuvieran que ver esta parte sensible de mí, quería demostrar que me mantenía en pie mientras estaba cayendo en el tobogán del infinito.
Y odiaba también que mis planes se arruinaron cuando apareció Kim Taehyung en mi vida.
En menos de lo que pude identificar estábamos en el estacionamiento de la empresa, rodeados de autos de todos colores y marcas. Pero no pude concentrarme en algo más que no sean en las manos del mayor aprisionadas en mi cintura, con cuidado de no lastimarme o dejarme caer. Tan sensible que embriagaba solamente ver su perfil.
Gracias a las ventanas polarizadas de mi auto fue que tuve una mejor privacidad con el pelinegro, que se supone que no deba hacer nada más que protegerme fuera de la empresa. Pero ahí estaba, sentado en el asiento a mi lado, haciendo un silencio purificante para mis oídos.
— ¿Ya se siente mejor? — pausó el insonoro ambiente cercano en el que estábamos. En efectivo ya mis lágrimas habían cesado, pero aún seguía esa sensación entre mis rojizos ojos.
— Lo siento, no se supone que nadie me vea en esta posición.
— ¿Cree que soy nadie? Está bien llorar de vez en cuando, todos somos seres humanos. Y si nadie sabe esta parte de ti, me alegra ser el primero en saberla.
No, esto no está bien; pensé repetidas veces dentro de mi cabeza, queriéndolo decir en voz alta y alertar a Taehyung que estaba cayendo por el de la manera más espinosa posible.
Y eso estaba muy mal. Al final del día yo tenía que volver con la que pronto sería mi prometida. No era habitual enamorarse de un chico, alguien del mismo sexo.
Quise gritarle que se alejara antes de que perdiera la cabeza, pero no pude. Como cobarde que era.
— Llévame a casa, por favor.
— Me estaré metiendo donde no me llaman, pero, puede confiar en mí. Escuché al señor Jeon-
— Si, estas metiéndote donde no te llaman. Conduce hasta la dirección que estará en el GPS y por favor, necesito silencio para estar bien en este momento.
Me arrepentí a los segundos de haber dicho eso, lo supe cuando la expresión facial del chico se ablandó más de lo que estaba. Sus labios temblaron en busca de alguna respuesta para mantener la cordialidad a la que nos referíamos, bueno, en realidad a la que él se refería a mí. Porque yo sinceramente pagué todo mi mal genio con alguien que no tenía ni siquiera la culpa.
