Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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— Para que el salto te salga mejor, deberías de mantener tus pies con mayor presión sobre el suelo —aconsejó uno de los señores encargados de encaminarme en una mejor protección para así, avanzar en mi nuevo trabajo como guardaespaldas de Big Hit Entertainment y el cantante, Jeon JungKook.
— Entiendo, déjame intentarlo –después de un pequeño descanso el cual nos vimos obligados a interrumpir, continué con las explicaciones que el dúo de hombres trataba de instruirme.
Caminé hasta el cetro del delgado colchón azul de prácticas que ayudaba a amortiguar las caídas y hacerla menos dolorosa. Con cuidado, tratando de vigilar cada uno de mis movimientos que eran el resultado de mi nuevo aprendizaje que no todo era de color rosa, porque me dolía un poco la espalda por las veces anteriores en la que fui torturado por cada uno del dúo de idiotas; Seo Kang Re y Seo Min Re.
Separé mis dos piernas un poco, como hacía un rato me habían enseñado con un mínimo de delicadeza en sus extremidades. Junto cuando llevé mis dos manos hacia delante, una más allá de la otra, en posición de comenzar una pelea que sólo nos podamos defender con nuestro cuerpo y no con algún arma blanca.
Intenté con el último consejo que me había dicho Seo Kang Re; traté de ejercer una fuerza mayor entre mis pies y el estrecho colchón, tratando con esto no perder la resistencia y la inestabilidad cuando mi atacante intentara abalanzarse sobre mí.
Era difícil mantenerse tranquilo cuando después de tantas caídas e intentos, tu cuerpo comenzara a exigir un descanso y no está permitido ser débil dentro del laberinto en cual me aveciné por mi misma cuenta.
No tomamos en cuenta el tiempo que había pasado encerrados en aquel salón largo y rodeado de espejos que podían cubrir sin problema una pared completa.
— Sabes muy bien que esto que elegiste consta de una fortaleza que muy pocas personas son capaces de resistir —se acercó Seo Min Re al medio de la colchoneta color azul, donde yo ahora estaba debatiéndome si caer sobre ésta y respirar con mayor cuidado.
— Soy consciente de lo que me dice, pero quiero intentarlo y ver de lo que yo mismo soy capaz —contesté sin perder cualquier ápice de orgullo en mis palabras, estaba por una vez luchando por algo que quería y no sólo de manera profesional. ¿Pero quién me diría que había algo más que no soy capaz de reconocer?
— Puede retirarse e ir al cuarto de baño, por hoy la práctica ha acabado —anunció Kang Re mientras se acercaba a mí, una de sus manos viajó hasta encima de mi hombro derecho, y sin yo pedírselo antes o siquiera, la dejó caer sin ningún problema.
Me acerqué nuevamente al banquillo de madera que estaba a un extremo de la sala de prácticas, sin mucho tiempo que perder pude percatarme de que mis zapatos seguían esperándome donde mismo los había dejado hace unas horas.
No tardé demasiado tiempo en atar las agujetas de mis ya desgastadas zapatillas que hace ya un tiempo había sido un regalo que la señora Tae Hye había comprado para mí. Ella siempre trataba de que aparentara algo diferente de lo que no era, algo por lo que valiese la pena saludarme sin burlarse por no tener unas buenas prendas de marcas como todo el mundo.
