Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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Después que había pasado una noche entera y el muchacho seguía a mi lado tal cual como prometió, no podía evitar pensar en que había algo mejor que todo esto.
Pero era difícil elegir cuando mi cerebro pensaba una cosa y mi corazón dirigía cada una de mis emociones. ¿Entonces estoy haciendo lo correcto o estoy siendo egoísta por permitir que se quede a mi lado cuando hay algo mejor en su vida?
En un deje en el que todo pensamiento que le molestaban a JungKook fue interrumpido por las manos de dicho muchacho sobre las mías, me giré a mirarlo.
— ¿Sigues dándole vueltas al asunto? —preguntó con el ceño fruncido, pero negué en el preciso momento que entrelazó sus dedos con los míos.
Ay…
— No es que lo pueda evitar, ¿sabes? Estamos en un lugar público caminando de la mano.
— Aish, tú realmente eres molesto. Si hago esto es porque quiero y además, tú más que nadie sabes cómo es mi vida dentro de esa empresa —JungKook calla unos minutos, quizás para que pudiera otorgar un “está bien, quiero esto tanto como tú” y lo que pasaba no estaba tan lejos de esa frase, sino que lo sentía pero esa sensación de no estar haciendo lo correcto no se iba de mi pecho— La música podría ser mi vida, pero si tengo que tener una vida planificada que no quiero, prefiero ser como Yoongi hyung.
Dicha mención del sujeto me recordó algo que estuvo en mi cabeza toda la mañana pero de momento había pasado en segundo lugar por culpa de mi inseguridad.
— Oh, por cierto, JungKookie, ¿no has podido hablar con Min Yoongi?
El aludido detiene sus pasos con el semblante cayendo de a poco. La mano que sostenía fuertemente se fue aflojando hasta dejar de sostener la mía. JungKook negó apretando sus labios entre sí.
— Cortó todo tipo de comunicación conmigo. A esta altura ya no sé si quiera verme — concluyó con un mohín en sus labios, uno que delataba lo triste que le ponía dicha mención del rubio, ahora pelinegro.
— Te tengo una sorpresa, Kook.
— ¿Una sorpresa?
Asentí tomándolo de la mano nuevamente, confundido por mis pasos agitado de repente hacia el lugar que había acordado para que su encuentro sea eficiente. El pelinegro no dijo nada tras ver la sonrisa que mantenía en mi rostro hasta que nos detuvimos frente a un local de juegos.
— ¿Quieres jugar ahora? Eres extraño.
— Te esperan allí dentro, JungKookie. Amarás abrazarlo de nuevo, ¿no crees?
Y toda duda que podía haber tenido desapareció cuando detrás de mis palabras pudo visualizar a quién me referiría. Aunque si tengo que ser sincero, su reacción no fue cómo la imaginaba, saltando y llenándome de besos por ser el mejor novio del mundo. Verdaderamente sus ojos brillaron sin moverse del lugar.
