Como un radar, mi corazón se acelera cuando se aproxima un fenómeno que jamás antes había detectado. Quiero que todo sea un sueño y que en realidad...
Nunca hubieras aparecido en mi vida
-Te voy a querer siempre, JungKook.
-¿Siempre?, ¿Eso no es de...
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Suspiré hondo antes de hundir un dedo sobre el timbre de la casa.
El rocío de la mañana cayendo sobre mis cabellos desordenados, que si hundía una mano entre los finos cabellos se sentía frío. Húmedo.
Mis ojos dolieron al pasar unos minutos y no había señal de la aparición de JungKook tras la puerta. Sintiendo la respiración venir descontroladamente, expirando el vaho que desaparecía frente a mis ojos.
JungKook apareció de repente con ojos grandes brillando en asombro. Quizás no se imaginaba qué a las seis de la mañana yo estuviera tocando su puerta con no precisamente una apariencia plácida.
Mis pies temblaron, no soportando mi propio peso con el débil soplido del viento. Fue en ese momento que estuve un poco más calmado cuando JungKook se animó a hablar.
— Taehyung- tienes mala pinta —un jadeo inesperado alertó a JungKook que no resistía mucho más en la entrada de la casa. Se acercó a mi cuerpo lo poco que nos separaba, pasando una mano sobre mis hombros para atraerme a él. Sujetándome de él.
Olfateando su aroma débilmente. Olía a limpio.
Yo debía oler a sangre.
Entre jadeos de mi parte y alguno que otro de JungKook, tomó cuidado en dejarme sobre su mueble. Con mis piernas sin poder moverlas siquiera para avanzar un par de pasos por mi cuenta. Mas JungKook me había ayudado a acostarme, posicionando cojines calientes y suaves como almohada.
— Te traeré una manta y un té caliente —habló después de unos minutos, en los que se dedicaba a prepararme un refugio para calmar mi miedo. Su mano izquierda subió hasta mi frente, corriéndome el cabello que se interponía en su trabajo y arrugó el ceño— estás ardiendo, Taehyung.
¿Qué más daba morir de una hipotermia? ¿Acaso no era eso lo que quería desde un principio?
Una sola palabra pasó por mi cabeza para responder aquellas preguntas que tanto evitaba responder. Siendo un único punto el que observaba, y terminó desapareciendo al terminar de subir las escaleras por completo.
JungKook.
No quería morir si eso significaba dejarlo de ver. Pero quería morir porque no podía ni siquiera mirarlo de más. Era un debate que no me mantenía aliviado nunca, ni a punto de caer rendido sobre los cojines sedosos.
JungKook regresó al cabo de minutos eternos, en los que me sumergía entre un profundo sueño y una pesadilla. Extendió una manta sobre mi cuerpo para conservar la temperatura, sintiendo cómo un vapor abrasaba el ambiente y me encogí ante eso. Agilizando un poco el único sentido que podía captar en estos momentos, escuchaba agua salpicar en una superficie no muy lejana de mí.
Hasta que sentí y pude abrir los ojos, observando la expresión facial que demostraba el muchacho. Dejando una toalla blanda sobre mi frente, húmeda.
