39. Despedida.

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Ese día una inesperada lluvia golpeó las ventanillas del coche

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Ese día una inesperada lluvia golpeó las ventanillas del coche. El rugido del viento chocar con las ramas de los árboles, esas ramas débiles que se dejaban manipular por un tonto viento con olor a tierra mojada, petricor, se le hacía llamar a ese olor extraño. Estábamos en marzo y la lluvia reflejaba todo lo que mi cuerpo expresaba por dentro.

No hablé nada en el camino de regreso al lugar del que quería escapar por un rato, sentado en el asiento trasero de la camioneta de la empresa, mi padre tampoco hablaba mucho que digamos, sólo bufidos que las noticias a través del teléfono le provocaban.

Mis manos abiertas ocuparon mi regazo solitario, sin que una mano estuviera allí para sostener la mía. Era doloroso.

Muy doloroso.

Más en el momento en que crucé las puertas principales de la agencia, miradas no tardaron en caer sobre mi persona, pero ninguno tuvo el valor para acercarse a preguntar si yo estaba bien. Lo resistí, podía hacerlo, estaba acostumbrado a aguantar lo impensable, pero nunca me advirtieron de que dejar ir al amor de mi vida sin decir una palabra, fuera lo más doloroso que una vez pude aguantar. ¿Sería capaz de hacerlo sólo apretando fuerte mis ojos para que nadie sea testigo de mis lágrimas?

Mi respiración se cortó minutos después, con el cuello doliendo por la posición que había adoptado de repente. Mi mejilla ardía, el golpe que había proporcionado Han JooNa con un desfigurado semblante de decepción. Todos eran testigos de lo que estaba pasando en ese momento.

— ¿Cómo has podido, Jeon JungKook? —la muchacha replica, con los brazos cruzados sobre su pecho, Oh, se veía muy molesta.

— Lo siento —digo con la mirada en los tacones rojos que vestía. No podía mirarla a los ojos y admitir que me había equivocado, porque así no era. No me había equivocado para nada.

Ella caminó un paso, uno nada más, antes de mandar en una orden que todos deshabitaran esa habitación. Una vez así, se tomó la iniciativa para tomar mi mentón y tirar de él hacia arriba.

— Lo siento… ¿crees que eso sea una respuesta?

Aprieto mis labios entre ellos, pensando en qué contestar y a la vez no pensaba en nada. Qué iba a decir, no iba a excusar mis actos, pero tampoco soportaba esa mirada de asco que me daba.

— JooNa, no voy a decir lo que esperas escuchar. No diré que me perdones, mucho menos que fue una equivocación. Te lo dije bien claro en China. Ya no quiero seguir con esto.

— ¿Es Taehyung la persona que decías que amabas de verdad? Por el que eres capaz de arruinarlo todo. ¡¿Es él esa persona?! —y terminó gritando la última oración. Con una agonía reflejada en su rostro, sus labios rosados por algún labial estaban mordidos por sus dientes, sus dos cejas casi convirtiéndose en una debido a su permanente ceño fruncido.

— Es él. Siempre ha sido él, JooNa. Yo…

— Desde cuándo. Desde cuándo estás con alguien que no vale la pena, Jeon JungKook.

Suspiré profundo. El aire que se suponía que era purificador estaba contaminado, lo odiaba, ¿por qué era necesario siquiera respirar? Miro lo histérica que se ve mi prometida, incapaz de estar encerrado con alguien que me recriminaba más de cinco minutos en una misma habitación.

Just A Chance   》KTH/JJK《Where stories live. Discover now