[21]

9 1 0
                                    

Maldigo cuando suena el celular, mi corazón empieza a latir con fuerza y mis manos empiezan a sudar.

Espero contestar y que todo haya salido bien. No quiero más putas pérdidas.

—Decime que me tenés buenas noticias—es lo único que suelto cuando logro contestar. Respiro alargadamente.

—No, Nix, esta vez no son buenas. No coronó la mercancía.

—¡Puta!—gruño y tiro las llaves contra la nevera.

—La tomba cayó cuando ya estaba a punto de ser enviada. Por suerte logramos salir de ahí sin que esos malparidos nos cogieran.

Maldigo por lo bajo, paso una mano por mi cara y bufo.

Desde hace unas semanas no corono ni una sola vuelta, algo anda mal y mi puta economía está cayendo.

—Hay un sapo en nuestra organización—digo sin pensarlo.

—Lo hay—mi rabia aumenta por su respuesta. Las sospechas han sido claras, tenemos al sapo adentro.

—Llamá a todos y reunilos. No le digás para qué es, quitales las armas antes de entrar. Los espero en la bodega de la cuarta.

—Listo—responde. Asiento y cuelgo.

Necesito matar a cualquier malparido que esté dañando mis putos planes.

Me agacho a cojer las llaves tiradas en el piso gracias a mi arranque de rabia. Camino hacia la puerta y salgo de mi apartamento dirigiéndome hacia la bodega.

Llego después de unos largos minutos de recorrido. Stiven me abre, entro la moto y la parqueo. Tengo muchos ojos encima, los muchachos me miran con cautela y algunos con temor. Saben que cuando nos reunimos aquí es sinónimo de masacre.

—Háganse todos en fila lateral—ordeno. Ellos aún sin entender lo hacen, camino y me paro enfrente.
—Necesito saber quién es el sapo—suelto sin más. Estos me miran con las cejas arrugadas. —El puto sapo está aquí y si no lo dice, me veré en la obligación con un gran dolor en el alma, de torturarlos hasta que suelten la verdad.

—Pero Nix...

—Pero nada. El que sea da un paso al frente, le doy dos minutos para que lo haga.

Como de respuesta solo tengo su silencio, me paro enfrente de cada uno. Los miro detalladamente, el que se intimide o reaccione de manera que no me agrade llevará su merecido.

Total silencio.

—¡De un paso al frente el puto maricon que quiere joder mis vueltas! —grito.

Me están sacando la rabia.

—Bueno, me obligaron a hacer algo que no quería hacer. ¡Stiven traé el tarro!

—¡Decí de una vez por todas, ortiz!—acusa Henao. Mi mirada rápidamente va hacia él. Camino con imponencia y me paro al frente de Ortiz.

—N-no—es lo único que suelta cuando baja la cabeza.

—¿Vos?—pregunto sabiendo lo obvio.
—¿Vos tuviste el puto valor de traicionarme?

Él cierra los ojos y niega con la cabeza.

—¡Hablá maricon!

—No fui yo-yo—balbucea al hablar.

—¿Quién te pagó?—cruzo los brazos. Alzo su cabeza bruscamente con mis manos, él me mira temeroso. —¿No me vas a decir?—él niega con la cabeza. Río y Stiven me avisa que el tarro está listo.

Bandidos. Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora