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—Cansón—bufo en tono aburridor pasándole al poste con patas su celular.

Él me mira con los ojos entrecerrados como si no se creyera eso que le acabé de decir y me lo arrebata de las manos.

—Tras de que ponés en riesgo mi vida por prestarte el celular para llamar a tu culito, te hacés la víctima.

—Relájese que le da chucha. Ese estúpido langaruto no se va a dar cuenta—ruedo los ojos. —Ah, y no es mi culito, es mi hermano.

—Como sea. ¿Que tal que se dé cuenta? Me manda a quemar.

—Exagerado—ruedo los ojos de nuevo. —No se va a dar cuenta.

—Más vale—dice él, un poco desconfiado.

Asiento mirándolo, veo que unde algo del celular y lo guarda en el bolsillo de su pantalón. Miro cada uno de sus gestos y se me hace tan buena gente, lástima que sea un puto esclavo de Bayron. Me da pesar. Pero cosa que agradezco es que haya puesto en juego su vida por prestarme el celular para llamar a Stiven. Ya tiene un espacio ganado en mi corazón.

—Gracias—me mira a los ojos cuando pronuncio esa palabra. Se queda mirándome por unos cuantos minutos y después asiente.

—Bayron no se puede dar cuenta.

Encojo mis hombros asintiendo.

—Aunque te lo presté porque ya me tenías aburrido, un siriri andante. Que mamera, lo hice solo para que dejaras de joderme la vida.

Abro mi boca asombrada e indignada por sus palabras. Él sonríe divertido, desde mi distancia tiro de mi pierna para pegarle una patada pero él se corre causando que mi cuerpo tambalee.

Estúpido poste con patas.

Camino hacia él y éste retrocede para que no lo atrape, mis piernas son largas lo cual me ayudan a llegar más rápido, pero entonces empieza correr como un niño pequeño por todo este sótano, no permitiéndome atarparlo. Se me hace tan tierno pero sé que no lo es. Río mientras corro para atraparlo y él amaga escondiéndose detrás de lo que encuentre con tal de que no lo agarre. Niego con la cabeza, él sonríe ampliamente.

—¡Ya pues! Me rindo... —fingo rendirme. Él sale detrás de la mesa y camina hacia mí desconfiado y con pasos lentos. Dejo que camine y me hago la desentendida, cuando lo noto acercarse corro rápidamente y le pego un cocacho en la cabeza con mi dedo. El dedo suena en la cabeza por lo que debió ser un golpe fuerte, se queja y se soba la cabeza mirándome mal.

—Por idiota—él sonríe todavía con sus ceja arrugadas, sobandose la cabeza. Yo río, él me mira mal.

Mientras yo me río de su cara, alguien abre la puerta descaradamente haciendo que ambos miremos hacia esa dirección, entra un muchacho más o menos de veinte seis años, me mira de arriba a abajo y después pasa a Iván. Iván vuelve a su postura derecha, haciéndose el serio.

—Bayron llegó. Lo necesita arriba—dice el man refiriéndose a Iván. Él asiente y me da una última mirada rápida antes de desaparecer por esa puerta.

Nah, es increíble que esta semana que me he visto y he hablado tanto con Iván no haya podido sacarle información sobre ese langaruto.

Me resbalo por la pared hasta que siento mi culo en el piso. Ya casi diez días de estar encerrada.

Ahora que lo pienso, el man de hace un rato llegó y dijo: "Bayron ya llegó", eso quiere decir que mis sospechas resultaron ser ciertas. Bayron no se encontraba acá. Y mis dudas del porqué estaba fuera aumentan cada vez más. Sea como sea, lo tengo que averiguar.

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