[26]

8 1 0
                                    

—Tantos lugares en el puto mundo y teníamos que encontrarlo aquí—Stiven bufa al verlo.

—Todavía no nos ha visto—dice Adrián refiriéndose a lo mismo.

Ya nos sentamos, al parecer Bayron no se ha percatado de muestra atenta mirada a su dirección. Él solo está centrado en mirar a esa chica bailar, que se le restriega enfrente con pasos bastantes seductores.

—Me excita más esa chica a mí que a Bayron. Mírenle la cara—dice Kevin

Bayron parece absorto en sus pensamientos y su seriedad me hace creer que no está centrado en los comprometedores pasos de la chica.

¿En qué piensa?

—Igual, no vinimos para supervisar las estupideces de Bayron. Vinimos a disfrutar—aclara Stiven. —¿Vamos a bailar, belleza?—se refiere a mí.

Asiento tomándolo de la mano. Nos vamos hacia la pista moviéndonos al son de la canción, es una salsa suave. Él me aprieta contra su cuerpo, tomándome de la cintura y yo rodeo su cuello. Le sonrío y él también lo hace. Amo bailar con él.

Sin querer dirigo la mirada hacia el asiento de Bayron. Tiene sus brazos extendidos sobre el espaldar del mueble, su muñeca lo rodea un fino reloj, trae consigo una camiseta playera entreabierta, con cuello desordenado y un jean. Cuando reparo en su cara, este voltea su cabeza -seguramente percatandose que lo miran-, y sus ojos inmediatamente conectan con los míos, parece tratando de comprobar si soy yo y después alza una ceja y me mira fijo.  Sube una mano a su mentón y entrecierrra los ojos, acariciando suavemente su barba.

Le dice algo a la chica y esta se aparta asintiendo. Cuando ella se va, él se dispone a verme bailar, quiero creer que me muevo tan lento como exige la canción. Sacando pasos muy seductores.

—Bailas tan bien—el susurro de Stiven me hace volver al mundo.

—Aprendí del mejor—aseguro sonriendo. No sé si es por el hecho de que me encanta bailar con él que la música se hace corta, la canción termina y es cuando Stiven me da una última vuelta y sonríe.

Caminamos con las manos entrelazadas hasta la mesa en donde solo está Adrián y Daniel. Los demás estarán bailando, supongo.

Nos sentamos de nuevo notando la mirada de Bayron sobre mí, que me busca con la mirada.

—¡Por la cumpleañera!—grita Stiven alzando una copa, haciendo que toda la atención se fije en nosotros.

Incluso la atención de Bayron, que ya venía mirándome desde hace un buen rato.

Alzo mi copa y la choco con él, después la tomo sintiendo el ardor quemar en mi garganta.

—Voy al baño, bombones. Tengo ganas de mear—digo levantándome de la mesa. Sin mirar atrás me dirigo hacia el baño. Creo que el trago está haciendo efecto y las hormonas ya se me están subiendo a la cabeza. La intensa mirada de Bayron, su cuerpo, su ropa. Mierda, él es tan tan tan... No sé.

Me agacho para regar un poco mi cara y al hacerlo siento una dura fricción sobre mi culo. Me erguido y es cuando su aliento choca en mi nuca y su rico perfume inunda mis fosas nasales.

Flaca—susurra en mi oído, lo miro sobre el espejo y él me aprieta contra él, a lo que yo paro el culo sintiendo mejor eso.

—Langaruto—susurro también, nunca quitando el contacto visual de sus ojos a través del espejo.

Se pega más a mí dando besos sobre mi cuello, lamiendolo y haciendo que yo mueva la cabeza hacia un lado empapandome de sus mojados besos.

—Estás hermosa—dice sobre mi oído, mis vellos se erizan. —Y ese vestido te queda jodidamente bien.

Bandidos. Where stories live. Discover now