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Nix.

Camino hacia la habitación de Iván. A no más entro él alza su cabeza y me mira. Dejo el plato en el piso y se lo paso.

—Ahí te dejo—él bufa cuando ve el desayuno. —¿Cómo es la vida, no?

Él me mira sin entender a mi pregunta.

—Este mismo momento ya lo viví pero ahora vos sos el que está ahí como un perro y yo soy la que te paso el desayuno. La diferencia es que no soy una puta esclava—sonrío. —La vida y sus vueltas—digo y volteo mi cuerpo para salir, pero su voz me detiene.

—Sabía que tu belleza era peligrosa, que eras astuta y una mujer extremadamente extraña—todavía volteada escucho con atención sus palabras. —Pero jamás pensé que nos traicionarías de esa manera. Que serías tan maligna para manipularnos a tu antojo.

—Uno no termina de conocer a las personas—me volteo. —Pensaste mal, puedo ser lo que sea si me lo propongo.

—Ya veo...

Sus ojos se ven cansados, se ve que ha pasado noches en insomnio. Y aunque yo ya pasé por ese mismo proceso me doy cuenta que después de todo no soy tan mala, que aún queda algo de esa Kenda inocente y pura. Así que me deslizo por la pared y me siento a su lado viéndolo comer.

no puedes dejar tu puto plan a un lado por estupideces de corazón, idiota—dice mi diablito en mi oído izquierdo.

Se buena persona, y escucha al que lo necesita. Se considerada—me dice el ángelito en el oído derecho

Lo último pareció más un consejo de mi mamá. Así que lo tomo.

—¿Sabes?—él me mira a no más lo pronuncio.

Pienso que seguir con esto sería patético pero aún así, si no sigo con esto la patética sería yo. Quisiera tirar todo por la borda y simplemente dejar la mierda a un lado, seguir mi vida normal y dejar sanos a los que ya me han dejado sanos. Pero algo en lo profundo me dice que siga, que aunque sea una estupidez valdrá la pena.

Lo sé, es algo imposible de entender o mucho menos, explicar.

—Todo ésto es una mierda—suspiro.

Él me mira detalladamente, yo lo miro de soslayo.

—Y ya me cansé de esto.

Me siento hablando completamente sola. Él como siempre parece un bebé y no se inmuta en pronunciar ni una sola palabra.

Pasa un rato en silencio. Mi mirada es fija hacia la pared de al frente, trago grueso y estoy segura de lo que voy a decir.

—Los dejaré libres.

Veo su reacción de reojo, me mira completamente confundido.

—Los dejaré salir, volver a sus putos puestos y me largaré de aquí.

—<<Solo si prometen no hacer nada en contra, ni con mis parceros ni conmigo. De ser así, de incumplir las reglas se armará otra puta guerra que no sé que reparará de nosotros.

Me levanto, busco la navaja guardada en mi zapatilla y la saco, corto la cuerda de la barra. —Así que ve y dile a tu amiguito, a tu patrón.

Él todavía desde el suelo me mira confundido, no entiende el porqué de mi desición tan repentina. Es que ni yo.

—Sal de aquí—ordeno, él se levanta mirándome extrañado. —Dale la razón a tu patrón, dile que voy en un momento.

—Como siempre de mensajero—bufa.
Ruedo los ojos.

Bandidos. Kde žijí příběhy. Začni objevovat