--Jiang YanLi cuida de sus dos hermanos pequeños, dos niños de apenas seis años, Wei WuXian, su hermanito adoptivo y Jiang Cheng, su hermanito biológico.
--Lan Xichen, prácticamente se quedó a cargo de su pequeño hermano, Lan WangJi, mientras que su...
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"No hay peor despedida que la que nunca planeamos" —Leunam.
...
Lan WangJi estaba escondido en el armario de su hermano, no quería irse, quería quedarse un poco más.
No estaba listo para decirle "Adiós" al país que fue su hogar durante sus pocos años de vida.
Probablemente jamás estaría listo.
Debía admitir algo, se había encariñado demasiado, por primera vez tenía amigos humanos, pasó demasiadas experiencias extrañas con su hermano mayor, y sus pequeños conejos, pude seguro se quedarían solos sin él, con eso de que no les agrada su hermano mayor.
Su tío político entró de golpe y lo cargó como si fuera un saco de papas.
—¡Ya lo encontré!, ¡Ya podemos irnos!—por más que frunciera el ceño, sabía que no convencería a sus tíos de quedarse.
—A Zhan, sabemos que te desagrada la idea, pero ve el lado bueno, conocerás un lugar nuevo y a gente nueva—no quería un lugar nuevo, o gente nueva.
Frunció el ceño aún más, pero esta vez fue ignorado.
. . .
Observó los edificios por la ventana del auto, camino al aeropuerto, los observaba bien, porque podría ser la última vez que los vería.
Sinceramente, él no creía regresar.
No sólo le diría adiós a su país nativo, no sólo le diría adiós a sus amigos y a su hermano, también a la no tan lejana posibilidad que habría tenido con Wei Ying.
Pasaron por el parque, el mismo parque donde todos tuvieron que perseguir a un perro que perseguía a Wei Ying.
También por el café donde los hermanos mayores se habían sentado a platicar, hace unos meses atrás.
Más adelante se encontraba el aeropuerto.
No podía pensar en retrasarlos por su miedo a las alturas, pues ya venían preparados.
Dormiría todo el vuelo hasta Nueva York.
. . .
Lan WangJi llevaba su pequeña mochilita, en ella venía su suéter de dinosaurio, que aunque le parecía una prenda de mal gusto, sería lo único que le recordaría totalmente a su hermano mayor.
Cuando lo levantó involuntariamente a las cuatro de la mañana, el día que se perdió en la feria.
También había guardado al pequeño conejo de felpa que Wei Ying le había dado.
WangXian era su nuevo compañero, después de que su hermano asesinara al señor Tuzi.
Llevaba recuerdos consigo, mismos a los que se aferraría cada que quisiera sentirse en casa.
Los extrañaría a todos.
Incluso al gruñón de su futuro cuñado.
Era divertido pelear con él, y ganarle siempre.
. . .
Antes de tomar sus pastillas, observó afuera del avión y movió su pequeña manita, aún temblando por la vista.
—Bye Bye—finalmente, se decidió a tomar su pastilla para dormir.
