"-No quiero irme aún-."

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Finalizando Noviembre, Lan WangJi se iría del país, ya estaba todo listo, sus tíos no sólo gozaron de un retiro, también buscaban casa.

Un nuevo hogar, nuevos amigos y nuevas costumbres.

WangJi seguía intentando de todo para quedarse un poco más, portarse mejor con su hermano mayor, dejarse disfrazar por éste e incluso lo ha escuchado hablar por horas de un capítulo de uno de sus DongHuas.

Pero, por más que le diera razones a sus tíos por las cuales debería quedarse, no parecían del todo convencidos, ahora tenía ganas de maldecir el descuido de su hermano mayor con los fideos caducados.

Anteriormente no tenía razones por las cuales quedarse, pero ahora ya las tenía, y una de ellas era su futura relación con Wei Ying, ¡No habría futuro con Wei Ying si se iba!

¡Wen Xu le robaría a su princesa y él, estaría en quién sabe donde haciendo quién sabe qué!

Intolerante de su situación, hastiado de no conseguir lo que quería, decidió llamar a sus tíos nuevamente, explicarles de la manera más clara que no quiere irse, que ellos regresen y se queden con él y el extraño hermano mayor que tiene.

. . .

-- Ya dijimos que no, WangJi, no puedes quedarte en China.

—Pero podrían regresar y quedarse acá—suplicó.

-- ¿Por qué ahora tienes tantas ganas de quedarte?

—Por favor, no quiero irme aún—esta vez su súplica tomó un tono vergonzoso, probablemente si le decía que quería quedarse porque no quería separarse de la persona que le gustaba lo regañaría o le diría que era muy joven para enamorarse.

-- Escucha, aún seguimos buscando una casa aquí, si no encontramos una que nos convenza entonces pensaremos sobre quedarnos o no en China, ¿bien?

WangJi sintió un poco de alegría ante la posibilidad de poder quedarse, pero también un poco de preocupación al saber que sus tíos aún no volverán, además de que no había tenido noticias de su amada tía Liang.

—Bien—confirmó.

. . .

Lan Qiren comenzaba a pensar que verdaderamente, tal y como su esposo le había dicho, consentía de más a WangJi.

Ya habían conseguido una casa, una linda casa en una zona residencial en Manhattan, es más, se reunirían esa misma tarde para finalizar la compra.

Francamente, Lan Qiren no tiene el corazón para decirle a WangJi que no van a quedarse en China.

—¿Qué tienes?—su marido, Wen RuoHan captó su atención, estaban en una mueblería, comprando lo necesario para amueblar la casa y decorarla.

—¿Crees que podamos quedarnos un poco más en China?—sugirió, Wen RuoHan se había quedado sin palabras—¿Por?—detuvó su andar, expectante de una respuesta lo tomó del brazo, al no recibirla achicó los ojos y continuó hablando—¿Es por WangJi?—Lan Qiren apartó la mirada, evitando entrar en detalles.

—No tengo el corazón para decirle que no puede quedarse más tiempo—Wen RuoHan soltó una carcajada y le dio unos besos en las mejillas—haberlo dicho antes, ya casi tenemos la casa comprada, en lo que amueblamos y eso, nos habremos llevado unos meses, no hay prisa—tomó sus manos, aún sabiendo del regaño que vendría después de mencionar su nombre de nacimiento. Pues aún seguían usándolos, al menos en las grandes familias.

—A Shun*, aún podemos quedarnos si eso es lo que quieres—le sonrió, y más viendo como el ceño de su amado esposo se fruncía más—Nos quedaremos un poco más en China, A Han—reclamó, como odiaba que su marido no tuviera un nombre vergonzoso como el de él.

No podía usarlo, y aunque pudiera, no lo haría.

Sería rebajarse a su caos.

. . .

Lan WangJi seguía esperando la llamada de su tía, al parecer le había mandado un mensaje a su hermano mayor, avisándole que llamaría en algún momento del día.

Xichen ya se estaba cansando de ver a su hermanito sentado, esperando a que el teléfono sonara en cualquier momento.

Aunque no entendía la desesperación de WangJi, pues Xichen nunca había sido cercano a su tía, al menos no como WangJi.

En menos de un minuto, con el sonido del teléfono, Lan WangJi ya había respondido.

Se le notaba la emoción en sus ojitos, a pesar de la fría expresión que tenía comúnmente, parecía que contenía una sonrisa.

- Zhan Zhan, ¿Qué tal está mi pequeño conejito?

Estoy bien, ¿Qué tal te va allá tía?—incluso si voz parecía más animada.

- Estamos bien, traje a Hua Hua conmigo, ¿tú hermano te está cuidando bien?

WangJi observó a su hermano mayor, quien estaba sonriendo.

—Si tía—se escucharon unas risitas por parte de la mujer y WangJi finalmente cedió ante su sonrisa.

Una pequeña, pero lo suficientemente visible.

- Zhan Zhan, te llevaré un pequeño recuerdo de Nueva York, también veré si me encuentro a A Ren y a tu tío Wen.

Mn—afirmó—¿Vas a regresar pronto?—parecía un pequeño sollozo, tal y como un bebé buscando a su madre.

- Conejito, claro que volveré, puede que hasta llegue acompañada esta navidad.

Mn—la plática siguió y siguió, su tía le había contado que había conocido a alguien simpático durante su travesía de negocios.

También de todos los lugares que visitó durante sus diligencias y conciertos, que le llevaba muchos regalos de cada lugar.

Lan WangJi aún tenía tiempo, más con el aparente regreso de su tía.

. . .

Shun: Suave*

¡Que difícil es ser hermano mayor!Where stories live. Discover now