Un día en la vida de Luis. 3.37

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El día comienza a las cuatro de la mañana, después de arreglarse, para las cinco ya tiene el desayuno listo y la agenda programada del grupo, y como cada mañana, está obligando a su amigo a tomar sus vitaminas, porque el niño se niega y huye como conejo al oír que lo van a castrar.

Para las seis de la mañana está en el estudio con el grupo, habla con televisoras, programas de radio, arregla entrevistas y cualquier cosa que le traiga publicidad a APOLO, para las nueve de la mañana está en reunión con el CEO y el productor, para las doce, está enviándole un poco de dinero a su mamá, para que no gaste demás en los insumos de su panadería en Yucatán, y para la una, está buscando una manera de poner las vitaminas que su amigo no comió en la mañana en la comida.

. . .

Lo ha intentado todo, poner las vitaminas en la sopa, en la bebida, en la ensalada, en el pan, y aún así se da cuenta.

Aunque había algo que no intentó, el pastel de tres leches.

Y a Lan WangJi le gusta mucho ese pastel.

Se rió de su idea, y todos lo vieron raro—¿estás bien?—él asintió—sigan hablando—tosió, recobrando compostura, el CEO y los miembros del grupo continuaron viéndolo raro.

Lan WangJi sólo se cubría con la carpeta.

—Como les decía hace un momento, hay que comenzar a prepararse para la prensa, no pueden hacer movimientos sospechosos que alerten a los fans—todos observaron a Lan WangJi—como líder, deberías poner el ejemplo—Lan WangJi asintió.

Luis suspiró un poco, sería imposible evitar que su amigo salga, más que nada, porque se comportaba como un niño berrinchudo.

—Además, ya han comenzado rumores sobre el diseñador y tú—menciona el CEO, los demás miembros del grupo lo ven como si él no supiera nada—de hecho, jefecito—se rió Luis.

El CEO lo observó—¿y tú qué hacías?—Luis suspiró—estaba trabajando, es un adulto, no tengo porqué estarlo manejando como un niño—el CEO suspiró—bien, ya que los rumores parecen ser ciertos, controla sus encuentros, no queremos que los acorralen a ambos como al actor Nie y a su pareja—Luis suspiró y asintió.

—Intentaré lo que pueda, pero no le prometo nada—mencionó.

. . .

—Mira wey, yo no pienso ponerte límites, pero, a menos que quieras que la haga de mal tercio en tus citas, será mejor que limites los tiempos de visita—mencionó—no soy tu pinche niñera, así que necesito que—observó por el retrovisor—éste vato—soltó en su lengua madre al verlo dormido en los asientos de atrás.

—Por no tragarse las vitaminas—mencionó volviendo su vista al camino, ser manager solía ser entretenido, pero casi siempre terminaba citando a su mamá al final del día.

Se estacionó frente al edificio donde vivían, procuraba llegar antes de que se oscurezca y no hablar con nadie si es que llegaba tarde, no quería repetir el asalto amable de la última vez.

Suspiró y se golpeó un poco la cabeza con el volante.

Nojoch ko'olelo' le ujo', Ixchel, áanteni' in t'u'uchpachtik ts'áaik asab ti' in ti' le meyaja', teech ka k'áata'al, in ko'olelo'*—soltó una ligera plegaria a la diosa preferencial de su familia, poco después comenzó a llover—pinche Tláloc—se quejó, despertando a Lan WangJi.

—Hay un paraguas allá atrás—le señaló, bajando del auto, sin importarle mucho si se mojaba o no, sus defensas no eran tan débiles como las de su amigo.

¡Que difícil es ser hermano mayor!Where stories live. Discover now