Una noche de emociones fuertes

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-¡Otra vez!- era la décima vez que me lo decía, pero no era tan fácil cuando empezaba a entrenarme como si fuera una verdadera experta. Era media noche y llevaba una hora intentando lanzar una navaja a la diana. Es imposible. Me sentía muy frustrada por mi falta de habilidad, mis tiros ni siquiera se acercaban al centro, simplemente caían como aviones de papel y , con el pasar de los minutos, empezaban a dolerme los brazos por mi poca resistencia.

-¡Es imposible, capitán!- exploté con frustración y giré hacia él - ¿Podemos empezar con algo más suave, capitán?

Grave error.

-Yo nunca aprendí de esa manera, solo sé que el trabajo duro y el dolor, siempre serán la mejor disciplina - soltó frío. Empezó acercarse con decisión, a pesar de que midiera aproximadamente un metro sesenta, no era impedimento para  su figura luciera imponente.

¡Felicidades Cassandra! Lo hiciste enojar y ahora viene a darte una paliza.

-¿Capitán?- pregunté dudosa, bajando la mirada por su altura. Pero en cuestión de segundos, su cuerpo me acorraló contra la puerta del establo, sus ojos se veían como dos diamantes impenetrables. Por alguna razón siempre terminábamos así, él siendo el cazador y yo la presa. Que ironía.

-Si yo pude a los ocho años, sin entrenamiento previo, tu también lo harás, ¿entendido?- su palabras fueron duras. Su mirada me desconcertó, no era fría como solía ser, sino lucía impotente ante mi negación, tal vez tocó un recuerdo triste, por como me miró y reaccionó, supuse que se estaba conteniendo con darme una buenas patadas. Su paciencia estaba al límite y esta era la primera advertencia. 

¿Por qué enseñarían a un niño a lanzar navajas?

La pregunta empezaba a crecer dentro mi cabeza con el pasar de los segundos. En todas las maneras que trataba de responder esa pregunta, mi cuerpo sentía un escalofrío por imaginar a un Levi de ocho años siendo entrenado duramente, ¿Qué había sucedido para que él aprendiera a lanzar navajas a los ocho años?¿cuáles eran la circunstancias por las que tuvo que pasar?

-Capitán... está muy cerca de mis  labi ... - tartamudee patéticamente.

-Inténtalo de nuevo- ordenó. Escuché como soltó un suspiro, tal vez sea la segunda advertencia antes de que su paciencia se acabara. Sus pies se dirigieron hacia las navajas que se encontraban sobre una vieja silla de madera. Luego de unos segundos,  se acerco nuevamente, esta vez me puso la navaja en la mano derecha bruscamente.

-Te lo explicaré nuevamente y pon atención en todo lo que te diga - Él se puso detrás mío y me agarró la mano con fuerza. Mi respiración se aceleró como la primera vez que nos tocamos en su habitación. Pero este no era el momento de pensar en ello, sacudí levemente la cabeza con la intención de que estos pensamiento se esfumaran.

Azar - Levi AckermanWhere stories live. Discover now