SEGUNDA PARTE- Excitación

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El cielo se encontraba despejado, dando paso a un radiante sol de medio día. 

Mis ojos observaban con disimulo a Floch Foster y su singular forma de imponer autoridad, con la fuerza y el terror. Dos esenciales maneras para que cientos de reclutas de la legión se uniera al movimiento Jaegueristas. La idea de reformar el mundo con un nuevo orden era uno de los planes de Floch, aunque no sabía si eso era parte del plan de Eren. Mi "nuevo amigo" me mantenía muy cerca de él, era claro sus dudas sobre mis palabras, pero aún no lograba encontrar el propósito de mis existencia en medio de esta guerra, tenía la esperanza de que mi plan siguiera en marcha con la protección de Eren sobre mi.

-¿Tienes hambre?- levanté la mirada hacia el moreno- Desde ayer no comes nada, ¿ qué sucede, Cassandra?

-Solo no tengo hambre.

-Sientes culpa- sus ojos transmitían calidez envolvente. Buscando la razón de mi poco apetito, el Jaeger se acercó un tanto dudoso- Puedes hablar conmigo si lo deseas.

Me resultaba intrigante esta nueva faceta de Eren, amable, compresivo, atento. Mis anteriores encuentros con él siempre resultaban en un enfrentamiento físico o verbal. Sin embargo, el Eren que tengo en frente se muestra sin barreras, casi como lo que es ... humano. De lejos queda el rostro del demonio de Paradise. ¿Cuánto de lo que dice será verdad?

- Lo tendré en cuenta. Solo deseo descansar un momento- él asintió.

-Ven- sorpresivamente me tomó de la mano y me llevó hacía la cabaña en donde se escondían los demás reclutas de su movimiento. El lugar estaba muy lejos de la ciudad y los cuarteles militares. Hace dos días que escapé junto con Eren de las celdas. Probablemente la noticia haya remecido el cuerpo militar sobre mi traición y haya llegado a los oídos de Levi. Mi capitán. Espero entiendas mis motivos, Levi.

La habitación era pequeña, casi sentía las paredes tocarse. El ambiente era incomodo. Eren hizo que me sentara sobre la cama gentilmente.

-Duerme en la cama, estaré aquí cuando despiertes- tomó asiento en la vieja silla, a lado de la cabecera, y cruzo los brazos, tomando una posición de vigilia.

Sentía su mirada sobre mi. Era imposible conciliar el sueño. Giraba una y otra vez, pero no encontraba la comodidad de la cama. Aún con los ojos cerrados, trataba de contar de uno al cien, para dejar pasar el tiempo. Es inútil. No logro dormir. No cuando él está cerca, su presencia me resulta extraña.

-Si no tienes sueño, deberías comer- el tono grave de su voz me resultó muy excitante.

Abrí los ojos como platos ante la idea.

- ¿Cómo lo sabías?

- Olvidas que soy un soldado entrenado- soltó una fugaz sonrisa.

-No puedo dormir por estás aquí, es incomodo.

-¿Incomodo? A mi me parece que te sientes intimidada por mi presencia, ¿a dónde se fue todo tu valor , Cassandra?

Bufé.

-Es ridículo. No te tengo miedo, pero eso ya lo sabes, ¿no?

-Lo sé, pero es otro tipo de sentimiento del que hablo, Cassandra.

Arrugué la frente.

Odiaba cuando hablaba con acertijos.

-Explícate.

-Quizás sea el hecho de que estamos solos en esta habitación, con personas lejos de la cabaña, en medio del bosque. ¿A qué te suena eso?

Me senté y aparté las sábanas.

Azar - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora