El Juicio

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¡Dispare!

La voz del generalísimo Darius Zackly conmocionó a la audiencia. El palco derecho era ocupado por los representantes de la Legión de Reconocimiento, entre ellos estaban el escuadrón de elite, el capitán Levi y la comandante Hange. Por el contrario, el palco izquierdo era ocupado por la Policía Militar;  los representantes de las Tropas Estacionarias se ubicaban en el palco central, junto a lo representantes de la iglesia, lideres empresarios de distintos sectores de la ciudad y familias nobles leales a la corona. 

-¡No lo haga general!- él único en protestar en ese momento fue Jean Kirschtein, quien fue detenido por Armin. La mirada del rubio fue discreta, pero muy clara , "No interfieras". El más alto lucía confundido, pues estaban a punto de matar a su mejor amiga, pero Armin lucía indiferente. Segundos después, escucharon como un soldado de la Policía Militar preparaba el rifle con el que daría el tiro mortal.

La respiración de Cassandra se paró cuando el soldado apunto directo a la cabeza, listo para disparar. Ella volteo a ver a Levi, quién apretaba discretamente los puños, pero su rostro escondía su impotencia al no poder evitar su sentencia de muerte. Su mirada cambió hacia Hange, ella realmente se veía culpable, pero en realidad ella era la responsable de su sentencia. Sus palabras no fueron suficientes para convencer a la audiencia, quienes solo decían una sarta de mentiras en su contra, desde "usurpadora del trono" hasta "bruja pelirroja"; esto último vino de parte de la iglesia, quienes aún conservaban viejas creencias con respecto a la brujería o maleficios ejecutados por mujeres pelirrojas, quienes seducían con sus palabras a cualquier persona que se cruzaran en su camino.

-Lo siento... - dijo la joven, mirando a su amigos.

La comandante miró como su amiga soltaba unas lagrimas en el preciso momento que el soldado apretaba con determinación el gatillo. Sintió una presión en el pecho, como si un titán se hubiera sentado sobre ella. La lealtad que tenía la pelirroja hacia ella, era verdadera y no simples palabras, aquella joven que llegó a la isla confundida y herida, sacrificaría su vida para ella pudiese conservar su puesto como comandante de la legión. No lo permitiré, pensó la comandante. Ella sabía que este era el momento para dar la señal y poner su última carta sobre la mesa. En ese momento, un hombre elevó su voz desde el palco donde se encontraban las familias más adineradas dentro de las murallas, "¡Alto!", vociferó el desconocido.

El soldado disparó erróneamente ante la repentina interrupción del hombre. Todos voltearon a ver a aquel osado, quien no solo desafiaba la orden del generalísimo, sino también a su prestigiosa familia, que por generaciones estuvieron relacionados con la verdadera familia real. Sin embargo, él no se inmutó, a pesar de que su posición era peligrosa por los crímenes cometidos por los Hoffmann, durante muchos años.

- ¡Silencio!- vociferó el generalísimo.

Cassandra, quien aún tenía los ojos cerrados, esperando el disparo, escuchó una voz conocida entre la audiencia. Lentamente abrió los ojos y observó el desconcierto de los asistentes, quienes observaban hacía el palco central. Allí una melena castaña se alzaba decididamente para desafiar al juez.

 Allí una melena castaña se alzaba decididamente para desafiar al juez

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Azar - Levi AckermanDove le storie prendono vita. Scoprilo ora