Sentimientos verdaderos

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Una mano sobre mi mejilla me levantó. Abrí los ojos lentamente. Los pequeños rayos de sol iluminaban el pálido rostro de Levi, quien me miraba curiosamente, sentado en su típica silla, muy cerca a la cabecera de la cama. Probablemente lleva algunas horas despierto, el capitán tenía un reloj interno para levantarse unas horas antes que sus subordinados. Al menos no pasó la mayor parte de la noche, durmiendo en esa dura silla.

Mi mirada lo sorprendió. Rápidamente sacó su mano de mi mejilla, lucía avergonzado. Después de lo de anoche, ambos lo estábamos. En esos momentos de intimidad, creo que sacamos una parte desconocida de ambos, una en la que actuáramos naturalmente, sin miedo. Se levantó abruptamente. Llevaba puesto el uniforme de la legión, como siempre, deslumbraba elegancia y autoridad. Su figura caminó directamente hacia el baño, sin decir ni una palabra. Algo en mi se revolvió, ¿Acaso sería así de frío luego de que actuara tan cariñoso y , en ocasiones, meloso?

Me senté en la cama, cubriéndome tímidamente mis pechos con las sábanas blancas. Dentro de dos horas sería el desayuno y faltaba un día para el examen de reclutas. Levanté la cabeza y enderecé la columna. Solté un leve quejido, pues mi cuerpo se sentía molido. Me dolían las caderas, piernas y la zona entre los muslos. Sin embargo, mi corazón se sentía feliz, pues lo había hecho con la persona que tanto quería. Mi mente me reclamaba si había sido correcto hacerlo sin haberme casado antes. Tal vez mi yo del pasado, se sentiría avergonzada de mis acciones, sin embargo, ahora me siento más fuerte y segura de mis decisiones, porque lo hice sin presión de nadie.

Mi cuerpo se tensó cuando vi salir a Levi del baño, sus manos traía una toallas blancas. Lo miré confundida.

-Levi, yo ...

-¿Estás bien?- su pregunta me interrumpió. Su voz sonó preocupada. Tenía el ceño levemente fruncido. En ese momento, mi mente procesó su actitud. Él era algo duro de expresar sus sentimientos y no era para menos, luego de tantos peligros que pasó, permanecer frío y reservado, era su escudo de autodefensa ante situaciones difíciles.

Puse un mecho detrás de mi oreja y asentí suavemente. Sin embargo, gruñó por lo bajo. Acercó su rostro velozmente hacia mis ojos. Su mirada bajó lentamente por mi cuerpo cubierto de sábanas blancas. "En serio, estoy bien", recalqué. Su mano bajó levemente la sábana que cubría mis pechos y se notó unas líneas rojas por el inicio de mis estos. Su acción tan repentina me desconcentró, desde luego, él verificaba que sus caricias no hayan sido muy violentas. Pero cuando vio las marcas rojas en mis brazos y pechos, su rostro se contrajo.

Aunque no me dolía en esos lugares, Levi me miró algo asustado.

-Traeré una pomadas de la enfermería, espérame aquí.

-Levi, espera- lo tomé del brazo. Sus ojos grises me miraron confundidos.

-No me duele. Tranquilo- lo jalé hacia mi.

-No sabes lo que dices, Cassandra.

-Si lo sé, es mi cuerpo- solté una pequeña risita- Pero si me duele en cierta zona...

Él entendió al instante a qué me refería.

-Sé que es normal la primera vez- se sentó a mi lado-Solo es una pequeña molestia, Levi.

-¿Estás segura?

Nuestros rostros se acercaron naturalmente.

-Si- susurré.

-Esta bien, pero si sientas algún efecto secundario, me lo dices.

Su comentario me sacó un sonrisa.

-De acuerdo. Aunque lo dudo.

-Cassandra...

Escucharlo decir mi nombre tan seguro, hizo que mi corazón revoloteara.

Azar - Levi AckermanWhere stories live. Discover now