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"     En el andénel beso y el adióssilbido amargo

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"     En el andén
el beso y el adiós
silbido amargo
.     "






                    A la mañana siguiente, Margery no pudo evitar darse cuenta y aceptar que todo parecía relucir más que de costumbre. El sol de antes del mediodía era suave por las nubes que lo estaban ocultando parcialmente, sin embargo, aquello no fue un problema para el brillante humor de la princesa de Mercibova. Incluso su andar tenía cierto rebote poco disimulado, junto a una sonrisa que resultaba bastante contagiosa. Cualquiera habría pensado que algún rey o príncipe se había ganado su favor cortejándola, mientras que la pelirroja misma atesoraba la verdadera razón de su maravilloso humor como su secreto más preciado.

Porque en verdad lo era. No podía nunca permitirse el lujo de expresar en palabras por ningún medio oral o escrito, sobre lo que había sucedido la noche pasada con Geralt, antes de que ella se presentase en el banquete. Tampoco sabía si su hermano o Sarai podrían saberlo, por lo que optó simplemente por encogerse de hombros cada vez que algún conocido hacía alguna inocente pregunta sobre su notorio estado de ánimo. Si la única manera de poder conservar su dicha era quedarse en silencio y dejar a oscuras a sus amigos, prefería aquel esfuerzo a que su ilusión se desintegrara por completo.

Pero, a pesar de no buscar levantar ninguna clase de sospecha, Margery se había encargado de evitar a toda costa a sus pretendientes. No deseaba interactuar con ninguno. Ni siquiera cuando sabía que en algún momento debía suceder. No se forzó a aceptarlo, tampoco buscó a alguien con quien pasar el tiempo, sobre todo porque ella en realidad estaba huyendo y escondiéndose.

Entre sus deberes matutinos y manteniéndose en silencio durante su desayuno, la joven mujer de ojos verdosos se encontraba en esos momentos en la biblioteca intentando, una vez más, que Cirilla cediera de nuevo a adentrarse al mundo del arte. Cabía resaltar que el resultado no era el esperado y que, en realidad, la niña de cabellos rubios cenizos se sentía con más energía para salir a jugar que sentarse en una mesa en medio de libros y pergaminos.

—¿Una última vez? —Sugirió la princesa, ladeando la cabeza para mirar a su pequeña amiga.

Pero Ciri resopló, desinflándose por completo sobre la silla, lo que provocó que los labios de la mayor se curvaran mientras una mirada entretenida surcaba sus ojos.

—No todos estamos hechos para hacer el arte que tú haces.

—Nadie está hecho para nada. Todo se aprende con el paso de los años —explicó con una media sonrisa paciente —. Y sin alzar bandera blanca antes de tiempo, como tú estás haciendo.

Antes de que la jovencita pudiera volver a hablar, las puertas de la estancia se abrieron y lo siguiente que escucharon, fueron los apresurados pasos y risitas ahogadas de dos personas. Ambas, curiosas con la nueva intrusión, se volvieron hacia la fuente del sonido y, a través de los estantes, se asomaron Pierstom y su prometida. Los dos iban vestidos con prendas casuales, los colores bastante parecidos, como si hubieran planeado salir a montar o acabaran de llegar de tal paseo.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now