XL

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" Tres reglas básicas:
En el caos está la sencillez.
En el conflicto está la armonía.
En el medio de la dificultad está la oportunidad. "
—Albert Einstein.















«» Mientras se creía que la línea frontal del ejército era el ojo del huracán, muchas otras personas se habían quedado atrás. Mujeres, niños, ancianos, familias enteras esperando el regreso de sus allegados. Ellos, todos ellos eran la periferia del huracán, pero a su vez, eran el ojo de la tormenta.

Las piedras de los caminos que conectaban y se encontraban en la plaza del pueblo de Lyriton se sintieron tan duros bajo sus botas, que el aire helado de aquella mañana pasaba desapercibido. Sentía que veía una antesala de la muerte, esperando por la intratabilidad de la misma entre rostros grises e inexpresivos. Cadáveres de todas las edades y tamaños.

Donde un día se encontró con una plaza llena de emoción y expectación por su llegada, ahora parecía haber llegado a una morgue suprema. Y no solo lo pensaba por los verdaderos cuerpos de soldados caídos que iban llegando.

La gente no solo sufría la escasez que la guerra provocaba como consecuencia. Su sufrimiento no era solo físico, era emocional. Sus espíritus no eran machacados, eran destruidos. Sus vidas no solo parecían haber llegado a una temerosa pausa, estaban acabadas. Entre más carretas de cadáveres arribaban al pueblo, entre más muerte y malas noticias se esparcían por los alrededores, más desesperanza y miseria se presentaba en la mente y corazones de todas esas personas.

Esos fueron los primeros y más notorios detalles que llegaron a los ojos de la princesa y el príncipe de Mercibova, cuyo plan del día actual había sido ir a visitar a su gente.

Para Pierstom, todo lo visto resultaba en un sentido de culpabilidad, mezclado con la responsabilidad del manto de la corona que más pronto que tarde, caería sobre su cabeza y hombros. No tenía tiempo para parpadear ni tomarse un respiro, y era más que obvio que los demás mercibonenses se sentían ahogados de la misma manera.

—Esto es un desastre —susurró Margery, observando con ojos cautelosos la plaza llena de gente indignada y llorando sus pesares.

Más de una docena de cuerpos habían sido identificados por sus familiares.

—Lo sé —murmuró él devuelta.

—Alteza —lo llamó Lord Mercia, acercándose al castaño oscuro con un pergamino en mano —. Aquí está el discurso.

El de ojos azulinos asintió al llamado y tomó el objeto entre sus manos, mientras que Andreth retrocedió y le ordenó a los guardias de estar en posición. El príncipe desplegó el documento y sus orbes se movieron con rapidez sobre las letras, leyendo lo que él a continuación tendría que anunciar a su gente.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now