Capítulo - 6

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Cuando el reloj da las siete en punto, Dona suelta un largo suspiro.

Ya es hora de ir a casa, pegarse un buen baño, cenar la comida de mamá, navegar por internet un rato y dormir. Entonces repetir el ciclo una vez más.

Y otra vez.

Otra vez más.

Repetirlo mejor que ayer, y puede que peor que mañana.

Con solo pensarlo Dona se deprime, por eso deja de hacerlo mientras se distrae a recoger su bolsa y alcanzar las llaves del coche.

"Bueno, hoy romperé el ciclo." Reflexiona consigo misma al tener la iniciativa de organizar la estantería de su habitación una vez llegue a casa. "Voy a tirar todo lo que no necesite e innovar el mueble."

Así que con eso en mente Dona se dispone a ir al ascensor con una sonrisa en el rostro. Después de todo, sonreír hace que todo sea mejor ¿no?

♣♣♣

La hermosa mesa de cristal en el despacho de Albert se amontona planos y más planos pendientes de revisión.

A veces trabajar en marketing resulta tremendamente estresante.

A lo que el fijo suena, Albert mira al techo antes de atender la llamada.

— Albert al habla, dígame. — Repite lo mismo de siempre antes de escuchar la voz al otro lado de la línea. Es una de las novatas con una duda referente al color del nuevo logotipo. — Buenas Roberta, sí. Entiendo tus dudas, pero deberías echar un vistazo a... ¿Qué no hay nadie para guiarte? — La cuestiona con un creciente dolor de cabeza. — ¿Quién es el responsable de enseñarte las cosas? ¿Carlos? — suspira internamente antes de explicar unos cuantos pasos a la chica y colgar.

De momento no viene siendo un día genial para Albert que digamos. Por eso, con rapidez él empieza a recoger todos los planos sobre la mesa, los enrolla con una goma de pollo y los lleva consigo bajo el brazo. Echará un vistazo en todo cuando esté en casa.

Pero, antes necesita tener una importante charla con Carlos.

♣♣♣

Dona llega más pronto de lo esperado a casa. Tanto es así que su madre aún no vuelve de la caminata que hace todos los días por temas de salud.

Sin embargo se da cuenta de que su padre sí está. Aunque, a cambio de estar en el portátil con cosas del trabajo, o viendo la tele, se encuentra charlando animadamente por el móvil, con una mujer.

Dona no puede evitar hacer una larga mueca de disgusto. No es la primera vez que él lo hace.

Tampoco será la última. Al menos él tiene la decencia de no hacerlo delante de la madre de Dona.

Puede parecer raro, aunque, técnicamente, tanto la señora Neves como Gustavo están separados hace ya algún tiempo.

A Dona aún la cuesta aceptar que en verdad, ya no son una familia.

No como antes.

Y con recordarlo, ella siente angustia y rabia. Su vida laboral es un truño, y cuando está en casa, tampoco hay nada mucho mejor.

¿Quizá viene siendo hora de ir a vivir sola? Puede, pero las cosas son carísimas, y Dona con lo que gana solo tiene para ayudar con los gastos del piso.

—Buenas noches, papá. — Dice por costumbre antes de dirigirse a la habitación. De paso oye como él rápidamente intenta esconder el móvil para saludarla también.

"Demasiado tarde." Es lo que ella piensa antes de cerrar la puerta detrás de ella. "Demasiado."

♣♣♣

Mientras se encamina al ascensor Albert busca en la lista de contactos el número de Carlos. No tarda demasiado en encontrarlo y dar al táctil de la pantalla
para llamar.
El móvil suena cuatro veces antes de Carlos darse por aludido al otro lado de la línea.
— ¿Qué pasa?— Carlos suena cansado.— Que ya no estoy en oficina.
—Pues deberías de estarlo.— Albert no se contiene un pelo.
— Yo no hago horas extras Albert, y lo sabes.— Carlos Replica sin ganas.
—Y la novata tampoco debería hacerlo, ya que no hace ni tan siquiera una semana que empezó a trabajar con nosotros.— Pulsa el botón del ascensor y espera.— ¿No lo crees Carlos?
— Yo no sabía que...
— No me sueltes excusas baratas, solo te hará quedar peor. Has dejado a la novata haciendo el trabajo del logotipo que Tú tenías pendiente. Y que solo TÚ deberías hacerlo. ¿Qué me dices de eso eh? ¿Qué pasa? ¿Crees que si la novata la cagas la echaremos a ella? NO, echaremos al irresponsable que la encargó una faena que ella no tiene experiencia en hacerlo.

—Albert.

—¿Sí Carlos?

—Me contactaré con Roberta y la daré los proyectos pertinentes.

—Eso es algo de lo que ya no tendrás que preocuparte.

— ¿Perdón?

—Se te asignará otra responsabilidad, ya que no te veo adecuado para el puesto de supervisor como vienes estado haciendo hasta ahora.

— ¿Pero...?

— Pásate mañana por recursos humanos. — Explica antes de colgar la llamada con hastío. — Imbécil.

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