-Capítulo 26-

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Distraerse en un chat picantón no está mal, Albert lo admite. Aunque, el envío constante de selfies puede ser un completo turn OFF, pero, nada que no se resuelva con un "Bye bitch" y a por otro. Sin embargo, cuando él está a punto de llegar a la mejor parte en uno de los chats, el móvil suena y la ventanilla de llamada aparece.

—Collons.— Albert suspira con fastidio, pero eso cambia rápidamente tras ver el nombre que aparece en pantalla.

No, no y no.

Ronda en la mente de Albert como forma de protesta. El móvil sigue sonando, y él no hace más que mirar embobado al nombre que aparece allí. Su cuerpo tiembla y él se obliga a toser para provocar alguna reacción de su parte.

"¿Qué demonios querrá?" Indaga sin dejar de mirar la pantalla. Pero rápidamente él se da cuenta de que no necesita saberlo. Donatela es una mujer desconocida y pervertida que él tuvo la mala suerte de chocarse con.

Esa es la historia que Albert quiere mantener, y así será. Da igual las inconsistencias. Él sabe engañarse perfectamente. ¿Por qué cambiarlo ahora? No tiene puto sentido.

—Sí joder, ella me va a oír. — Él levanta la barbilla, cliquea en el móvil para aceptar la llamada y acerca el móvil al oído.

Pero las palabras no le salen y los insultos no le llegan siquiera a la punta de la lengua.

"Joder, joder, joder. La oigo respirar al otro lado de la línea." Él se mueve incómodo sobre el sofá y tiene ímpetu de levantarse tras recordar lo que pasó allí hace un mes con ella.

Di algo, lo que sea. ¡Pero dilo!

—Necesito verte.

Es tan repentino y directo que Albert casi deja caer el móvil de las manos. Como si Dona le hubiese leído la mente.

—Mierda, lo siento. Yo no debería...— Dona se excusa al ver que no hay una respuesta de él y Albert contiene el aliento.— S-si tú no quieres, yo lo entiendo. —Ella balbucea parando apenas para tragar saliva y seguir.— No te gustan los negros. Joder, ni siquiera te van las mujeres y...

—¡Hey!— La interrumpe.—¿Es qué no te callas en ningún momento o qué pasa?— Dice tomando control de sí mismo. Y sintiéndose estúpido de estar incómodo con una mujer como Dona. Incluso Marta puede ser más cruel que ella, y eso ya es decir mucho.

—L-lo siento.— La voz de Dona es cohibida, casi vergonzosa, y sin embargo, eso no la hace ser menos directa.— ¿Puedo verte?— De esa vez es una pregunta, no una afirmación. Ella le está pidiendo permiso, y casi le parece cómico a Albert.

"Por supuesto que no." Es la respuesta que él gustosamente quiere dar. Pero su garganta está seca y le sale un carraspeo como respuesta.

—Necesito un respiro Albert.—Ella habla casi como una súplica.— Sé que eso no es excusa y que mi vida no tiene por qué importarte un comino pero...

—Yo también.—La honestidad en la voz de Albert le asusta incluso a él.— Joder, estoy teniendo un mes de perros.

—El estrés, las responsabilidades, todo es tan agobiante y caótico que no sé...— Dona sigue por un rato y Albert asiente mientras la oye por extraño que suene. Es raro que ambos puedan hablar con tanta facilidad después de todo lo ocurrido.

Como dos desconocidos que se conocen muy bien.

—Será mejor que vengas ahora.— Él dice en algún momento.— Ya tengo planes para la noche así que...—Intenta sonar indiferente mientras lo dice.

—¿M-me recuerdas tu dirección?— Ella pregunta avergonzada por la mala memoria, o quizá por el hecho de que Albert la permita ir a su casa sin más.

—Ahora te la envío por WhatsApp.

—¡Gracias!— Él alcanza a escuchar la voz de Dona antes de la llamada ser cortada. Y aún tras pasados los minutos, Albert es incapaz de tranquilizarse del todo. ¿Qué se supone que él está haciendo ahora?

Pero la respuesta no es muy difícil de desentrañarse.

Él busca aliviarse. Y Dona también.

Aún le cuesta unir el puzzle que se está formando en su cabeza, pero, Albert está dispuesto a probarlo y ver hasta dónde va lo que sea que él está a punto de embargarse.

♣♣♣

Dona mira por quinta vez la pantalla del móvil sin saber cómo reaccionar.

"Él aceptó que yo vaya a su casa." Se rasca la mejilla derecha por unos instantes, pero tras ver que Albert reenvía la dirección por chat ella se pone en marcha de inmediato.

Hay un cambio por pequeño que parezca, y para Dona, al menos ahora, no la parece algo malo.

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