Capítulo 82

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No.

Dona no quiere que Albert sea más explícito de lo que ya está siendo. Poco más y ella se hace merma con apenas escucharlo. Albert es tan directo que choca.

La descuadra. Y sin embargo, aparte de la vergüenza, Dona presiente algo más. Llamarlo sexto sentido, pero...No, nada.

—No. No hace falta. —Dona se obliga a hablar mientras vuelve a sentarse en la silla del despacho, olvidándose por completo de la pila de faena que aún tiene por completar. Bueno, no olvidándose del todo.

—Guay, porque no me apetece ponerme cachondo en el curro. —La manera en la que Albert lo dice, atonta a Dona todavía más.

"¿Acaso está él tonteando conmigo ahora?" No, eso parece de otro mundo para Dona. Quizá solo sea la forma de Albert de expresarse.

—Albert, TENGO trabajo. ¿Te lo dije antes recuerdas? —La voz de Dona suena decente. Casi la salen lagrimitas de alivio por eso. Aunque por desgracia, la fachada no la durará demasiado si Albert sigue hablando.

Se oye un largo suspiro al otro lado de la línea. Es una reacción rara en él.

—Cierto, perdóname.

"¿Qué acaba de decirme?" Okay, ahora sí que Dona ha quedado patidifusa. Albert ¿Disculpándose? ¿Qué clase de broma es está? Y más horrendo aun, Dona no tiene agallas de preguntarle porqué.

—N-no tienes que... —Ella calla de repente. Como si consolarlo de alguna forma estuviese prohibido entre los dos, por ridículo que suene. —Bueno, ahora si me dejas, tengo que colgar —añade como forma de arreglarlo.

—Espera, espera. —Albert la detiene. —Antes de colgar, ¿Te apetece ver Euphoria luego?

Albert suena como un niño de repente. El tipo de niño que uno siente impulso de achuchar y mimar. Estropearlo con chucherías y dejar que vea dibujos animados hasta tarde.

—Albert todo eso...

—Solo di que sí, por favor. —Otro suspiro se oye de fondo. —No quiero estar solo en mi casa, charlando con gilipollas en chats.

Espera, ¿Qué?

—¿Has chateado con alguien ayer?

"¿Y no conmigo?" Dona odia sonar posesiva, y peor, tóxica. Pero Albert tampoco la pone fácil. El sexto sentido de Dona nunca falla para estas cosas. "Dios, ¿Cómo puedo ser tan estúpida? Claro que él estaría hablando con otro tipo"

Mierda. —Albert vocifera al otro lado de la línea. Parece ser que él ha hablado demasiado. —Bueno, sí.

—¿Quién ha sido? —No es de la incumbencia de Dona, pero ella no puede evitarlo. Y una parte de ella ya se imagina quien será. ¿Cómo no? Marcus, no es la primera vez que ella escucha sobre él.

—¿Importa el nombre? Solo ha sido tipo más.

Duele cuando él habla de esta forma. Claro que importa para Dona. Pero eso ella no lo dirá.

—Sí, da igual. —De esa vez quien suspira es ella. —¿Sabes Albert? No deberías preocuparte demasiado.

—¿Preocuparme con el qué?

—Con todo eso de sentirte raro por mi culpa, cuando es más que evidente lo gay que eres. —El tono de Dona reboza lo borde. —¿Sabes de una cosa Albert? Dejémoslo. Ha sido divertido mientras duró. — parpadea. —Gracias por la mano que me echaste en lo del piso. No vuelvas a llamarme.

—Oye pero esto de que...

Dona cuelga la llamada sin esperar que él termine de responder.

"Es lo mejor." Se autoconvence mientras vuelve a centrarse en la pantalla que tiene en frente de ella. Pero la tiemblan las manos.

No paran.

Dona cierra las manos en puños y luego las abre. El temblor sigue allí.

—Esta vez no duele. —Habla en voz alta. —Está vez es mi culpa...Igual que con Alex.

"Te lo has buscado Dona. Has aceptado las condiciones. Desde un principio era un error. Lo era.

Lo es."

Pero ya no.

La única forma de remendar un error, es dejando de cometerlo.

♣♣♣

Quedarse echo una estatuilla con el móvil en manos no es algo que Albert tiene pensado hacer por el resto del día, pero, algo en él ha quedado en shock.

—Acaba ella...¿De rechazarme? —La incredulidad que aflora en el interior de Albert es inmensa. —No, no puede ser.

Niega con la cabeza vehemente mientras pone el móvil sobre la mesa de cristal de su despacho. Conteniendo el impulso de tirar el dispositivo por la ventana, o peor, llamar a Dona otra vez.

—Ha sido apenas un celo estúpido, seguro que ella vendrá después. —Se convence dándose ánimos. Vacíos, per ánimos al fin y acabo.

"No sería el primero hetero que se aburre de mí y me deshecha después." El amargo recuerdo de Guillem viene de repente, pero Albert lo aplasta con la misma facilidad que llega.

Joder, el lunes le estaba yendo genial a Albert...Y ahora, él solo quiere ser abrazado por Marta y soltar toda la mierda confusa que le ha estado ocurriendo todo este tiempo.

Alguien que escucharle sobre lo de Dona. Sobre su puta sexualidad. Sobre lo mucho que él odia estar solo.

—¡Albert! —Roberta, la chica de prácticas abre la puerta de repente, dándole un ataque al corazón a Albert de paso.

—¡Dios! ¿Tanto te apetece ir a mi entierro? Poco más y me da algo chica. —Acaricia el pecho de forma dramática.

—Perdona, te estaba llamando, pero no me hacías caso y...

—Sí sí. —La interrumpe. —¿Qué es lo que quieres?

—Es sobre el LOGO de está semana, habrá que retrasar la entrega.

"Joder, lo que me faltaba."

FeticheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora