Capítulo 14

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Desde pequeña a Dona la han enseñado que es mejor pedir perdón tras haber cometido un fallo a fingir que este nunca ocurrió. Y aún a día de hoy, sigue siendo una de las pocas enseñanzas que ella hace todo lo posible de cumplir siempre.
Por eso cuando aparca el coche cerca de casa alcanza el móvil y busca el número de contacto de Albert.
— Como mínimo debo ser honesta con él. — Asiente sin ser capaz de salir del coche todavía. Su madre se preocupará al verla llegar tan tarde en casa, y Dona no quiere más dramas por hoy, pero, ha necesitado del largo paseo en coche para despejar la cabeza.
A Dona no la cuesta encontrar la información de contacto de Albert. Después de todo su nombre empieza por la letra A. Sin embargo, antes de dar a llamar se detiene unos instantes.
— ¿Qué se supone que deba decirle?— Piensa en voz alta con nerviosismo.— Siento haberte intentado estrangular con mi mano, pero me recordaste al matón de mi instituto y a mi EX a la vez. Por cierto, no me toques. — Recita con algo más de confianza, pero la suena ridículo. — Por Dios Dona, que él no quiere escuchar tu fiasco de vida amorosa.— Se autorrecrimina en tercera persona y suspira. — Venga, tampoco es tan difícil. — Finalmente cliquea en el icono de llamar, pero antes siquiera que se oiga el primer toque Dona cuelga. Como autorreflejo. Ella no puede evitarlo.— Joder, solo es una llamada, no el fin del mundo. — Vuelve a buscarlo en la agenda y esta vez no cuelga. Es extraño, Albert la coge la llamada al instante. Eso la sorprende un poco.— ¿H-hola?— Dona no puede evitar sonar asustadiza y avergonzada. Sin embargo no oye más que ruidos raros de fondo.— ¿Albert?— Indaga, pero no hay respuesta. Seguramente tenga el manos libres conectado, por eso la cogió tan rápido.

"M-más fuerte."Se oye bajito, pero Dona es capaz de escucharlo. Hay ruido de fondo, como algo balanceándose de forma constante. Pero, solo cuando ella oye "Joder" en forma de gruñidos que se da cuenta de lo que está ocurriendo.

— ¿Él no estará...?

"¡Más fuerte!" La voz de Albert suena suplicante y el ruido de fondo se hace más urgente. Hay más quejidos de por medio y Dona mantiene el móvil pegado al oído. Mentalmente ella se regaña, diciendo una y otra vez que corte la llamada de una puñetera vez, pero, su parte más morbosa, la que ella más odia, no puede evitar querer escuchar todo hasta el final.

"Abre más las piernas." La voz del desconocido hace que Dona entre en sí, y finalmente aparta el móvil del rostro para finalizar la llamada de golpe.

— Suficiente.— Abre y cierra los ojos con lentitud y respira.— No debería haberme preocupado. Él está bien, y eso es lo que importa.— Razona.— Si incluso tiene tiempo de follar a hombres, aun cuando yo le dejé el cuello marcado con mis manos.— Dice de forma tan despectiva que ella se sorprende con su propia frialdad.— Pervertido.— Suelta, pero la parte más oscura de Dona siente cosas extrañas. Cosas, que Dona prefiere no pensar.

Sin embargo, los gemidos de Albert siguen resonando en la cabeza de la joven, y por unos instantes, ella fantasea con que tipos de gemidos podría él dar si ella le apretara otra vez el cuello, y obligara Albert a implorar por un orgasmo. Y cada vez que él intentase tocarla, ella lo detendría con un poco de dolor. Puede incluso, que le metiese un pene de plástico de forma más satisfactoria que al tipo que lo estaba invistiendo en la llamada. Dona puede casí...

— Dona Cariño, ¿Qué haces fuera qué no entras? — La señora Neves Habla desde la puerta y a Dona casi se la para el corazón por el susto. Ella ni siquiera escuchó su madre abrir la puerta.

— A-ahora voy mamá, perdona.— Rápidamente se recompone y deja de pensar en lo que no debe.

FeticheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora