Capítulo 2. Sobrevivientes

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"¿Te acostaste con ella alguna vez?"

Habían pocas cosas que podían alterar al Comandante de Scotland Yard, incluso si provenían de uno de sus subalternos más cínicos como era Levi Ackerman. Sin embargo, esta no fue la excepción a la regla, y aunque la pregunta lo tomó por sorpresa, no reaccionó más allá de un largo suspiro.

— ¿Por qué lo preguntas?

Levi no era un subordinado insolente, pero tomando en cuenta el tiempo que llevaban trabajando juntos y habiendo forjado una especie de amistad extra oficial, solía tocar el tema del sexo de vez en cuando.

— Se nota que la conoces bien. —Se encogió de hombros, todavía relajado contra la pared. Luego miró por la ventana; al otro lado de la calle una florista se sonrojaba bajo los halagos de un caballero.— Te he conocido un par de amantes, pero ninguna amiga.

— ¿Sugieres que no puedo tener amistades femeninas sin un interés sexual de por medio? —Erwin sonrió de medio lado, inclinándose sobre su escritorio. Casi de forma descuidada, tomó papel, pluma y tintero para comenzar a escribir.— Tú, en cambio, tienes bastantes amigas y muy pocas amantes. A decir verdad, no recuerdo a nadie con excepción de...

— Estás evadiendo mi pregunta. —Lo cortó Levi con molestia.

Erwin se dio cuenta que había ido muy lejos, así que volvió a suspirar y se concentró en la nota que escribía.

— No es asunto tuyo. —Le dijo con simpleza.— Hanji es ahora una colega y preferiría que su vida privada siguiera siéndolo.

Al tiempo entraron Moblit Berner y Mike Zacharius, el cual olfateó el ambiente antes de volver la mirada hacia Levi con un gesto interrogante.

El detective sólo apartó la mirada sin ganas.

— Comandante, ¿me mandó llamar?

Moblit era uno de los oficiales más pulcros que Erwin conocía, no sólo por su aspecto físico sino también por su reputación intachable y su integridad. A pesar de su corta edad, había demostrado su lealtad y eficiencia en muchas ocasiones, además de un gran corazón.

— Sí, la doctora Hange Zöe llegó hace unas horas. —Le informó desde su asiento, entrelazando los dedos bajo la barbilla.— Me solicitó un asistente y te recomendé con ella de inmediato. Sé que podrás apoyarla con su trabajo en la investigación del caso del destripador.

— S-Sí, señor. —Se apresuró a asentir el muchacho, con una pregunta saltando en su lengua que no pudo retener.— ¿Usted dijo "ella"?

— La doctora es una mujer. —Asintió Erwin. Levi pudo ver que retenía una sonrisa.— Estoy seguro que eso no te resultará un problema, ¿o sí?

— ¡En absoluto, s-señor! —Moblit se enderezó con una expresión determinada.

— Bien, puedes ir con ella. —Lo despachó el rubio.— Está abajo con el cuerpo. Ah... Y Moblit. —El Comandante entregó al joven la nota que había escrito.— Dale esto de mi parte, por favor.

Con un último saludo formal, Moblit se despidió y se marchó del despacho, dejando a solas a los mayores.

Tras un instante de silencio especulativo, Mike se dejó caer en el asiento frente al escritorio de su jefe.

Como uno de los veteranos más respetados de Scotland Yard, Mike Zacharius era un Teniente de treinta y cinco años, casado, alto y muy apuesto, pero con la desafortunada costumbre de olfatear a las personas, lo que le daba un mal aspecto ante las buenas familias de Inglaterra. Un caso que a Erwin, su mejor amigo y padrino de bodas, le importaba un cuerno.

Jack el destripadorOnde histórias criam vida. Descubra agora