Capítulo 22.- Un ángel de fe

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"Cuanto más penetramos en Whitechapel, más se hundía nuestro corazón. ¿Se trata de Londres? Nunca en Rusia, nunca en los peores tugurios de Nueva York, se puede ver tal pobreza como en el Londres de la década de 1880"Jacob Adler

Whitechapel era un distrito caótico, bullicioso y lleno de movimiento, tanto durante el día como la noche. Ya en los últimos años del siglo XIX podía adivinarse la promesa de un barrio comercial, pero el alto índice de delincuencia y pobreza impedía que nadie se sintiera a salvo en sus calles.

En Hight Street, el corazón de aquel desgraciado barrio marginado, se hallaba una de las iglesias más antiguas de la zona; Saint Mary Matfallon, o como muchos ahí la conocían, St. Mary de Whitechapel.

La esperanza de muchos fieles había sido hecha cenizas durante el incendio de 1880, en parte como un sombrío presagio de la década más oscura del distrito. Aunque en 1882 había sido restaurada y ahora presentaba un aspecto agradable, para muchos continuaba siendo una plegaria desesperada a Dios para sobrevivir al infierno de Londres. 

Levi observaba la iglesia desde el otro lado de la calle, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Había buscado por todas partes y no había encontrado ninguna pista sobre la víctima de esa mañana, incluso después de entrevistar a todos los involucrados en los casos de las primeras cinco víctimas.

Dado que casi no tenía información sobre la joven fallecida, había dependido de ir mostrando su fotografía post mortem, lo cual solía perturbar a algunos. De todos modos, no tuvo suerte.

Estaba cerca de darse por vencido aquel día cuando Erd Gin, un policía al que se le estaba considerando un ascenso a detective, llegó corriendo hacia él desde la otra manzana. Lo había acompañado en su investigación ya que tendrían que penetrar los rincones más peligrosos del distrito, tales como Flower Street, Dean Street e incluso Dorset Street, la llamada "calle más peligrosa de Londres".

Parecía un poco agitado, pero se detuvo apenas lo vio esperando frente a la iglesia.

— ¿Obtuviste algo? —Le preguntó al rubio, mientras éste negaba.

— No, no era eso. —Le dijo.— El Comandante Smith lo está buscando. Al parecer ha venido a unirse a nosotros en la investigación.

Levi levantó las cejas, auténticamente sorprendido. No era usual que Erwin se involucrara en la investigación de calle, pero supuso que tal y como estaban las cosas, querría reducir el número de oficiales con acceso a la información relevante.

Apenas unos minutos después, mientras Erd encendía un cigarrillo, Erwin llegó junto a ellos con un semblante sombrío. Su largo abrigo negro y su sombrero de copa lo hacían lucir más serio que de costumbre.

— ¿Qué ocurre? —Le preguntó Levi con curiosidad, ganándose una mirada extra de parte del Comandante.

Parecía enfadado.

— Encontramos un indicio de la identidad de la víctima. —Les informó a sus subordinados, extrayendo una tablilla de madera del interior de su abrigo, la cual entregó a Levi.

¿Alessa Porter? —El detective leyó el reverso y su jefe asintió.— Bueno, quizá con esto tengamos suerte. Nadie relacionado con las víctimas anteriores la ha reconocido por su foto.

— Sólo podemos suponer que no está relacionada con ellas. —Dijo Erwin, mirando con recelo a un grupo de vendedores ambulantes cruzando la calle junto a la iglesia. Los hombres le devolvieron una mirada amenazante, pero luego de un vistazo contemplativo, se alejaron echando pestes en galés.— Volvamos al principio. —Decidió, extrayendo de otro bolsillo la carta que había enviado el asesino a Hanji.— ¿Quién fue su primera víctima?

Jack el destripadorTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon