Capítulo 18.- Brighton House

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Todas las casas en Mayfair eran grandes y costosas, pero había una en particular, en Charles Street, que se alzaba imponente entre las demás con una pulcritud neoclásica. De estilo georgiano, Brighton House contaba con cuatro plantas, un gran número de ventanales y un hermoso rosetón de cristal coronando la entrada.

A las ocho con diez minutos, ya había una enorme multitud sobre la acera de Charles Street, lo que sugería el alcance de la popularidad del duque de Brighton en la alta sociedad inglesa.

La temporada de Londres había comenzado unas semanas atrás, de modo que la actividad en fiestas, veladas y banquetes estaba en todo su apogeo.

Hanji descendió con mucho cuidado del carruaje con ayuda de Levi, quien incluso llegó a tomarla por la cintura para impedir que tropezara con la larga falda de su vestido.

Con la excusa de acomodar de nuevo su cabello, se levantó hacia ella y susurró en su oído:

— Tendría que castigarte por no usar corsé esta noche.

Aunque Hanji se estremeció por su promesa, le dirigió una mirada divertida mientras tomaba su brazo para dirigirse a la multitud.

— ¿Cómo vas a castigarme si has tenido que ponerte de puntillas para decírmelo al oído? —Le molestó con la pulla, conteniendo una carcajada al admirar su gesto furioso.

Hanji no había tenido una figura femenina que impusiera sobre su carácter los complejos dedicados a la mujer de esa época, pues su madre era una persona cariñosa a quien sólo le interesaba su felicidad y no convivían lo suficiente con otros parientes para verse afectada por comentarios malintencionados.

Eso no la eximía de saber que no era habitual que una dama intercambiara pullas con un caballero, sobre todo habiendo entre ambos un interés romántico. Se podía esperar de hermanos mientras no trascendiera de la primera infancia.

Pero mientras Levi se abría camino entre los demás invitados y ella recogía la cola de su vestido para evitar que se maltratara, pensó que no le gustaría cambiar ese aspecto de su relación.

Aún no sabía hasta dónde quería llegar el detective, ni hasta dónde era capaz de llegar ella misma, pero cada momento a su lado la hacía más consciente del sentimiento que generaba con todos sus gestos, sus escasas palabras, su mirada y su contacto.

"No es más que un romance pasajero", se dijo con un suspiro, recordando lo mal que lo había pasado al creer que su romance con Erwin duraría para siempre.

Pero... pasajero o no, un enamoramiento nunca dejaba de ser peligroso.

Al entrar al enorme recibidor, el cual aún estaba atestado de gente, el candelabro colgante los bañó con su luz, haciendo relucir el vestido de Hanji como oro líquido.

El calor se hacía presente debido al número de invitados, siendo que la mayoría de las damas intentaban refrescarse con sus abanicos mientras avanzaban por la estancia.

— Toma.

Hanji sintió la mano de Levi apretar la suya para llamar su atención, ofreciéndole con la otra un pañuelo limpio con aroma a planchado.

— ¿Otro de tus pañuelos mágicos? —Preguntó ella con una sonrisa divertida.

— Sí.

Ella sonrió.

— Gracias.

A pesar de su sequedad, Levi no parecía molesto. Para Hanji era cada vez más fácil determinar sus emociones, como una fuerza gravitatoria que la atrajera o repeliera según la ocasión.

Jack el destripadorWhere stories live. Discover now