40. Un encuentro, una advertencia

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CAPÍTULO CUARENTAUN ENCUENTRO, UNA ADVERTENCIA━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO CUARENTA
UN ENCUENTRO, UNA ADVERTENCIA
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Los pasillos del cuartel estaban inundados en silencio, y era con cada paso que daba que el eco que se creaba en ellos le regresaba a los oídos como si se tratara de un grito fantasmagórico.

Erwin, con papeles en mano y la espalda erguida lo mejor que podía, avanzó a través de ellos con lentitud. No había nada de luz a excepción de la poca luz de luna que se filtraba por los arcos que flanqueaban el patio central, y un par de antorchas, distribuidas a los costados de los pilares, creaban más sombras de las que le gustaba ver en un lugar donde se suponía que debía sentirse seguro.

Cada vez que trataba de darle un vistazo a los papeles en su mano, aparecían pequeños puntos negros en su visión que le dificultaban la tarea, como si no hubiera sido complicado comenzarlos desde un principio.

Él sabía, lastimosamente, que su falta de sueño pronto le daría una buena paliza si continuaba así, pero no podía hacer más si quería sacar a flote a la Legión; sus números aún menguaban un poco y ni hablar de los reclutas que obtenían tras cada graduación. A veces, no importara el discurso que diera, rara vez obtenían más de una docena de ellos, y aquello tampoco parecía satisfacer a ninguno de sus capitanes, ni a las personas del gobierno.

Suspiró con cansancio y casi por inercia se detuvo junto a uno de los arcos, semi oculto por el pilar que sostenía la antorcha en el. Las flamas lamían suavemente el contorno de su rostro y en sus ojos azules brillaba la nitidez de la llama, meciéndose con el viento y dejando escapar pequeños destellos que daban la ilusión de estar danzando al son de una canción.

El patio estaba vacío, obviamente, pero Erwin se quedó ahí de pie como si lo más interesante de su vida entera estuviera ocurriendo en esos momentos. ¿Qué era lo que estaba tratando de hacer?

Lejos, en un pasillo al otro lado del patio y bañado en sombras por igual, se escuchó el leve rumor de apresurados pasos que se movían hacia las escaleras en la parte lateral del patio. Erwin frunció levemente el ceño, creyendo que quizás se trataba de Hange o de Levi, ambos igual de privados del sueño que él.

Pero de entre la oscuridad de la noche no surgió ninguno de ellos, y lo poco que alcanzaba a verse era un destello tan oscuro que por un momento se vio profundamente azul, y el suave susurro de alguien murmurando una letanía de groserías no pertenecía a ninguno de sus amigos. Erwin se recargó, con los brazos cruzados sobre el pecho, contra el pilar y observó curioso al otro lado del patio.

La pálida luz de luna golpeó con delicadeza un rostro que le resultaba vagamente familiar, y la figura de la persona contraria emergió lentamente, balanceando en sus manos lo que parecía ser... un gato.

Las cejas del Comandante se alzaron con sorpresa, y lo que parecía ser una sonrisa tiró suavemente de sus labios.

—...úpida bola de pelos —alcanzó a escuchar que decía el otro chico, mientras que dicha bola de pelos se restregaba contra su pecho—. Maldito sea Alex y al diablo con Catia por tratar de ocultar esto, ¿por qué soy yo el que debe deshacerse del animal? Soy el menos culpable de los tres y aún así me envían a hacer el trabajo sucio.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now