68. Veredictos

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CAPÍTULO SESENTA Y OCHOVEREDICTOS ━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO SESENTA Y OCHO
VEREDICTOS 
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Había un pequeño reloj justo en el medio de las puertas que llevaban hacia las habitaciones que Félix no había visto al día anterior, pero el constante tictac que retumbaba en el silencio dentro del pequeño apartamento comenzaba a volverlo loco.

Él estaba recargado en la barra, con los brazos cruzados encima de ella y su mentón descansando sobre ellos, sus ojos fijos en el lento movimiento de las manecillas. Los pocos rayos de sol que alcanzaban a entrar por la ventana junto a la sala pintaban el interior del lugar con claridad, y le dejaban entrever los tejados de las casas que procedían a la calle donde se hospedaba.

Desde fuera le llegaba el sonido de las risas de los niños, sus carcajadas rebotando en las angostas calles y los dos callejones que rodeaban el edificio. También, desde fuera se filtraba el olor a cigarrillo de Zeke, oloroso y asqueroso.

El día anterior no había sido distinto, excepto por la inesperada visita de Magath que los dejó a ambos avergonzados, porque si había algo en lo que tanto él como Zeke estaban de acuerdo es que no se llevaban bien.

No lo malentiendan, Félix sabía que ambos habían sido amigos en ciclos anteriores, que muchas veces el lazo que lograban formar se volvía el único motivo por el que el uno o el otro sobrevivía, pero haberlo tenido y tenerlo era una misma palabra en un tiempo distinto, en un ciclo demasiado lejos de él como para poder dar media vuelta y volver. Zeke era parte fundamental en su vida más veces de las que le gustaría, y aún así, existía esa vena de rencor que le guardaba en ocasiones cuando recordaba que era por él que la Legión de Reconocimiento moría en Shiganshina, que muchas veces había sido el mismo Zeke quien lo mataba a él, o quien terminaba con la vida de Levi.

Era un conflicto de emociones y recuerdos que le dejaban exhausto, y la pesadez en sus huesos cada vez que se hundía en su mundo de sueños pocas veces era comparable con la que sentía al despertar, muchas veces ni siquiera valía la pena.

Chasqueó la lengua y corrió la silla hacia atrás, causando que las patas rechinaran en el suelo. Sus pasos eran igual de ruidosos en la desierta sala que el tictac del reloj y cuando abrió la puerta principal, la oleada de voces que entró desde el exterior acalló esas voces que resonaban en el silencio.

Zeke estaba sentado en los escalones superiores, encorvado y con un cigarrillo sujeto entre dos dedos de la mano izquierda. Félix trancó la puerta tras él y se acercó al rubio, deteniéndose en el escalón debajo del suyo.

—Oi.

—Mhm.

—¿Podemos hacer algo? Estoy aburrido.

Zeke tildó su cabeza ligeramente hacia atrás y lo observó curiosamente.

—¿Uh? Creí que estabas leyendo algo allá adentro.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now