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CAPÍTULO OCHENTA Y DOS NÚCLEOS ━━━━━━━━┓ ＊ ┏━━━━━━━━
—¿Entonces? ¿Qué hace a un Ackerman? ¿Qué los hace…? —Pixis dejó que su voz se perdiera, la pregunta dejada a medias. Pero entonces el calvo miró hacia un costado en donde Mikasa se encontraba de pie detrás de Eren, y aquello bastó para decir lo que quería sin la necesidad de decirlo—… Leales, pues.
Kenny vio a Historia suspirar; y a pesar de que él quería comprender su aparente cansancio, la verdad es que en esos momentos no tenía compasión que regalarle a la pobre chica. Ella fue la que se metió en ese problema cuando se propuso decirles a los comandantes que existía la posibilidad de que Félix estuviera haciendo lo que hacía por Frieda, a pesar de que tanto él como Ymir le advirtieron en contra de ello.
¿Para qué carajos querían los comandantes saber ese detalle acerca del chico? No cambiaba nada de las circunstancias en las que se encontraban, no le iba a quitar la corona al imbécil de Félix ni tampoco iba a hacerlo mágicamente una peor persona; Félix ya era una mala persona, sus motivos para reinar aparte. Pero no, Historia quería ser transparente con los mentecatos y Historia se metió solita a ese desastre, así que Kenny la iba a dejar sacarse de el por cuenta propia. Le pagaban para protegerla de cualquier daño que pudiera venir del exterior, no para salvarla de su propia estupidez, muchas gracias.
(¿Por qué debían saber acerca de eso, de cualquier manera? ¿Qué derecho tenían para inmiscuirse en lo que Félix y Frieda tuvieron? Aquello era suyo, como lo de Kenny fue con Uri, como lo de Mikasa con Eren y lo de Levi con Erwin.
Personas ajenas a los Ackerman no tenían por qué involucrarse en lo que no serían capaces de comprender.)
Kenny ladeó el rostro y atrapó la mirada de la menor de la familia. Otra cosa que fallaba en entender era por qué los niños estaban sentados aquí en esta reunión, y aunque podía atribuirlo a que técnicamente habían quedado envueltos en este desastre desde el mero principio —incluso antes que él mismo en un modo menos superficial— eso no quitaba que no aportaban nada interesante a ellas. Historia había encontrado necesario que ellos, todo el escuadrón del enano, se hallaran presentes durante las últimas reuniones para que escucharan de primera mano lo que los comandantes tuvieran para decir, y ya que ellos terminaron escuchando la verdad de la boca de la misma reina, Kenny entendía el motivo, pero realmente no. Y se rehusaba a desgastar neuronas en tratar de comprender el proceso de pensamiento que la reina llevaba a cabo para poder llegar a tales conclusiones.
Sospechaba que era la influencia de Zackley, pero ahí sí que no podía hacer nada, desafortunadamente.
Como fuese, Mikasa se volteó primero, del mismo modo que siempre hacía cada que Kenny se atrevía a mirarla. El mayor frunció el ceño y se le crispó la boca, encontrando que esa acción de la chica le molestaba. ¿Por qué demonios le molestaba? Mikasa era igual a Levi, ese pequeño mosquito a la orilla de su consciencia que pululaba como si fuese algo bonito que traer alrededor. Esa mosquita a la que podía aplastar con la palma de su mano si así lo quería.
