45. De roles y confianza

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CAPÍTULO CUARENTA Y CINCODE ROLES Y CONFIANZA━━━━━━━━┓ * ┏━━━━━━━━

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CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO
DE ROLES Y CONFIANZA
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La reja se cerró con un susurro.

—¡Sannes!

Hange lo observó abalanzarse contra el otro hombre, sus manos yendo directamente al cuello de Ralph. Sus cejas se alzaron un poco al escuchar la completa devastación en la voz de Sannes, la furia con la que sus manos sostenían el cuello del otro.

—¡Yo confiaba en ti!

—¡Sannes! —exclamó ella, inclinándose hacia el frente —. ¡Oi! Él no nos contó nada. Ni siquiera le preguntamos nada.

No quería sentir satisfacción. ¿Qué clase de persona sacaría placer de algo así? Y aún así, cuando alzó el pedazo de papel con las palabras que Ralph había leído en el, un pequeño destello le pasó por los ojos.

—Lo amenazamos con un cuchillo para que leyera lo que yo escribí.

Sannes tiró la cabeza hacia atrás y la observó con ojos rotos, lágrimas cayéndole de ellos. Esa satisfacción volvía a estar ahí.

Las manos de Sannes soltaron al otro hombre, quien cayó a la dura cama de sopetón mientras tosía lo que debía ser un pulmón entero. Sannes retrocedió un poco y después cayó de rodillas frente a su compañero, la cara vendada soltando un par más de lágrimas y humedeciendo los vendajes.

—¿Acaso… fui yo el que traicionó al rey?

Hange asintió secamente y se dio media vuelta, avanzando un par de pasos antes de ser llamada demonio. Subió un peldaño y se detuvo, retrocediendo hasta bajarlo una vez más. Moblit se apartó un poco.

—¿Hange-san?

—Bueno, no voy a negarlo —dijo, volteando un poco para verlos. Tomó sus gafas y las alzó hasta su frente, levantando un par de mechones con esa sola acción—. Pero Nick debió haber pensado lo mismo de ustedes.

Aún ardía; esa rabia por Nick, ese coraje que sintió cuando escuchó sobre la muerte del hombre, una que ella había causado sin saberlo muy bien. Sin comprender exactamente la crueldad tras el acto, tan solo sabiendo que Nick había muerto, que los responsables fingían ser los justos y que Hange había tomado parte de la culpa porque por supuesto.

Por supuesto que ocurriría. Nada en este cruel mundo los salvaría de ese destino.

—Ya dije que me compadecía de ustedes —dijo, dándose vuelta y volviendo tras sus pasos hasta llegar frente a las barras que la separaban de los otros dos oficiales, sujetándose de dos de ellas—. Es patético ver a unos viejos llorando.

Apretó los barrotes entre sus manos hasta que estas se tornaron blancas.

—¡Se lo merecen, idiotas! —exclamó con fuerza. Sannes y Ralph retrocedieron un poco, ambos mirándola como si fuera la primera vez que lo hacían—. ¡A ver si les gusta pasar el resto de su vida defecando en una celda! Así que, dicho eso, adiós.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now