Capítulo 40

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Galliard estaba a punto de llevarse a rastras a Bertholdt fuera de ese lugar, quería conducirlo, aunque fuera hasta estacionamientos, allí podría darle su merecido, pensaba él

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Galliard estaba a punto de llevarse a rastras a Bertholdt fuera de ese lugar, quería conducirlo, aunque fuera hasta estacionamientos, allí podría darle su merecido, pensaba él. Sin embargo, ese hombre a sus espaldas se interpuso.

—¿¡Y tú quién eres!? ¡No te metas en lo que no te importa! —exclamó alertando a todos en el lugar, tomó el brazo del moreno y lo jaló con fuerza.

—Soy el conejo de pascua..., y tengo suficientes huevos...— habló con seriedad, él no necesitaba gritar para hacerse escuchar.

Por su parte el rubio trataba de ser razonable, trataba de no llegar como un tren sin control y asustar a su hijo, sin embargo, aquel cerdo desgraciado era todo un animal cuando se le metía algo en la cabeza.

Braun se despojó de la capucha, sus gafas y de aquel molesto tapabocas. Dejó ver su rostro, y ante aquella acción, el nene que estaba entre los brazos de su madre saltaba de alegría, su papá era su héroe.

—Berthy, lleva al niño adentro, pide ayuda, pide que lo atiendan... — agregó Reiner con una sonrisa, e inmediatamente el moreno corrió hacia allá.

Ahora solo quedaban ambos Alfas, frente a frente.

Galliard pensaba que todo tenía que ser una maldita broma de mal gusto, y es que él había estado queriendo alejar a ese hombre siempre del moreno y no se había dado cuenta que estaba más cerca de lo que pensaba.

— Tú..., no tienes derecho en meterte en mis asuntos con Bertholdt. Él es mío... — dijo viendo como el moreno se iba, oh definitivamente cuando estén solos Bertholdt se iba a arrepentir de todo lo que hizo—, lárgate, Reiner... No tienes nada que hacer aquí.

Los ojos mieles del fornido estaban casi negros, sus pupilas se habían dilatado de una manera monstruosa...

—¡Bertholdt puede que sea tuyo ahora, pero primero fue mío! — comentó alzando un poco el tono de voz se acercó dando dos pasos hacia el frente. Iba a cantarle tres mierdas a ese cerdo infeliz—. Y no me voy, ¿sabes por qué? — murmuró con una sonrisa, estaba buscando herir al castaño —. Vine a salvar al amor de mi vida y a mi hijo...

"Mi hijo"

Esas palabras resonaron en la mente de Porco, no podía creer lo que escuchaba, todo tenía que ser una maldita broma, se llevó una mano a la cabeza tratando de calmarse, Bertholdt no pudo estar mintiéndole por tres años... Él le dijo, le dijo entre lágrimas que ese niño era de los dos.

—¡N-no, ese niño es mío! ¡No digas tonterías! —exclamó frustrado, pero de todas formas Bertholdt era suyo, llevaba su marca y podía hacerle tener sus hijos en cualquier momento— ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Todo lo que dices es falso!

Aunque quiera pensar que lo que decía Braun era mentira, todo lo que pasó estos años empezaba a cobrar sentido, la distancia del niño, los papeles ocultos, las salidas de Bertholdt... Su rostro se puso rojo de enojo, ante el conflicto la mayoría de las personas habían salido despavoridas, mientras que otros miraban curiosos lo que sucedía, estaban haciendo un escándalo en público.

Engelsflügel〔ReiBert〕│〔Omegaverse〕#YaoiAwardsWhere stories live. Discover now