Capítulo 9

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Nota: A partir de este capítulo un cerdito empezará a tener algo de protagonismo.

Please, no nos odien.

En ese momento se había dado cuenta que su hijo estaba marcado, mientras trataba de sacarle de aquella bañera totalmente anegada, sintiendo las manos temblorosas del menor aferrarse débilmente a la tela de su camisa, no sabía desde cuando Berthold...

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En ese momento se había dado cuenta que su hijo estaba marcado, mientras trataba de sacarle de aquella bañera totalmente anegada, sintiendo las manos temblorosas del menor aferrarse débilmente a la tela de su camisa, no sabía desde cuando Bertholdt había estado ocultando que había sido reclamado por un Alfa.

— Ya n-nada me duele, papá...

¿Qué clase de padres tenían tan descuidado a su único hijo que no pudieron darse cuenta de eso?

¿Qué clase de personas eran ellos para no darse cuenta que su hijo sufría?

—¡Mujer, llama una ambulancia!—pidió aquel hombre a la vez que mantenía el cuerpo casi inerte de su primogénito.

Le presionaba fuertemente las muñecas en un vago y desesperado intento por detener el sangrado, su esposa había tomado el teléfono tratando de explicar la situación entre balbuceos.

No era posible que su hijo se le muriera en brazos...

Rápidamente se levantó del suelo, corriendo entre tumbos por el pasillo, su ropa estaba empapada y pintada con brotes de carmín que salían de las muñecas de su hijo. Bajó las escaleras dando paso vagos y con el rostro tan blanco como un papel de cebolla.

—¡Vamos al auto, rápido!— gritó desesperado.

—¡Dios mio, Bertholdt!—y la dama había creído que su hijo había sufrido un desmayo, no se imaginaba que Bertholdt había cometido tal atrocidad contra si mismo.

Como pudieron, metieron al moreno en el asiento trasero del auto, este se había desmayado, lo cual aumentó la euforia de los mayores.

Rápidamente el padre encendió el automóvil, empezando a conducir desenfrenado hacia el hospital, sorteando entre demás autos y calles, saltando cada luz roja de cada semaforo.

Ellos querían salvar a su único hijo.

Legaron al nosocomio entre gritos y llantos, haciendo un reverendo escándalo y es que no era para menos, estaban viendo morir a la luz de sus ojos.

Los médicos rápidamente les arrebataron a aquel muchacho moribundo, inmediatamente otros doctores empezaron a interrogar a los padres, mientras un grupo de galenos le hacía desaparecer a bordo de una camilla tras un par de puertas de aluminio grises.

Después de unas horas, les dijeron que su hijo había perdido mucha sangre, debido a eso tuvieron que dejarle internado en el lugar, sin embargo aún no despertaba. Era de entenderse, había perdido demasiada sangre como para aún seguir vivo.

Todo el tiempo el señor Hoover se quedó con su esposa acompañando a su hijo, sólo esperaban que despierte para preguntarle porque llegó a tales estemos.

Engelsflügel〔ReiBert〕│〔Omegaverse〕#YaoiAwardsWhere stories live. Discover now