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Dos meses después....
Ahora tenía nuevo Alfa, aquel castaño, podía decirse que era todo dulzura, él lo quería mucho. Más no lo amaba.
Habían pasado dos meses y su salud había estado empeorando un poco, sentía constantes mareos y náuseas. Sentía algo que corría dentro de su estómago.
Tenía miedo de que fuera algún parásito o bacteria. Por lo que decidió ir en solitario al médico.
—Usted está embarazado....—dijo el doctor.
El mundo se le vino encima y le dio una cachetada, miró con terror aquella hoja en donde marcaba "POSITIVO" en letras enormes y rojas..
Estaba jodido..., debía hablar con su novio.
Por su parte el castaño estaba de lo más de feliz, al fin podía estar con el Omega de sus sueños, el que siempre quiso, nada podía arruinar su relación, Reiner había desaparecido y parecía que al fin todo iba viento en popa, sólo faltaba esperar a terminar de estudiar para luego casarse con Berth y tener muchos hijos con él. Así pasaba en su cabeza con numerosas fantasías resonaban siempre.
— Debería pasar más tiempo con Berth... — murmuró para si mismo mientras tomaba su teléfono y marcaba al contacto del moreno, tal vez podría llevarlo a una cita o a pasear por algún lado.
El de fanales olivas abia vuelto a su casa entre sollozos y lágrimas, sentía que su vida había terminado en ese momento, el doctor le había regañado por que llevaba mes y medio de embarazo, y no se estaba cuidado como debía.
Sólo oyó su teléfono sonar y suspiró al ver que era Porco, parecía que le hubiese llamado con la mente.
—Hola, P-Porky...— contestó entre sollozos.
Estaba entrando a su casa, manteniendo aquel papel en su mano y un montón de medicinas en su bolsa.
—¿Berth, qué te sucede? ¡¿Estás bien?!—exclamó preocupado al otro lado del teléfono. Si no le decía que sucedía iría a su casa a buscarlo. Y es que hace un rato se encontraba del mejor ánimo, llamando a su novio para invitarlo a salir y se encontraba con llantos, ¿qué se suponía que pasaba? ¿Acaso a ese chico nunca le pasa algo bueno?
Vivía llorando, le daba pena.
Bertholdt murmuró un par de cosas inentendibles, mientras cubría su boca para no hacer demasiado escándalo.
—T-tenemos que hablar..., y-yo no puedo decir esto por teléfono— se suponía que era una noticia hemrosa, pero ahora parecía una completa pesadilla....
Sentía como su pecho ardía, mientras aquella bolita se retorcía en su vientre.
"Si no aceptas a tu bebé, podrías sufrir un aborto espontáneo"
