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Sus ojos se abrieron con pesadez y ganas de tener al rubio a su lado, sabía que esperaba demasiado, pero igual tenía una pequeña esperanza en su corazón, sin embargo aquella luz se desvaneció en un instante al hallar su lado de la cama vacío.
Lloró; como nuca en su vida, se retorcía en la cama mordiendo su puño para no alertar a sus padres, ahora sí era oficial, estaba acordado que debía romper su lazo con el rubio, aunque muera en el intento.
Se sentía tan mal, sus ojos estaban hinchados mientras que su pecho dolía, su marca ardía y su Omega interno se retorcía en llamado a su Alfa.
Reiner ahora sólo viviría en su mente como su más lindo recuerdo, su más bello y amado recuerdo.
—¡Bertholdt, levántate!—llamó su padre desde afuera.
—Me siento mal, papá...—murmuró con la voz un poco ronca producto del llanto.
—Está bien... Quédate en casa si quieres—dijo el mayor mientras se alejaba, probablemente esté resfriado, pensó.
Se alegró de que su padre no le haya reprochado como siempre lo hace, se metió más entre las sábanas castigándose con el aroma ajeno, su teléfono se dejó oír con una notificación, rápidamente fue a buscarlo para leerla.
Era Porco..., su novio.
Porky🐽:
Berth... Amor 💞 ¿No vienes?
Porky, estoy enfermo. No creo poder ir
Porky🐽:
¿Puedo ir a verte luego?
Claro que sí, eres mi novio. ¿No?
Porky🐽:
¡Así es! Entonces iré saliendo de clases. Te quiero ❤️
Te espero...
Bertholdt sonrió tierno al saber que había alguien que se preocupaba por él, debía hacer su nueva vida con alguien que sí lo quería.
Se sintió nervioso al leer el mensaje del contrario, si él llegaba podría oler el aroma de Reiner, aunque tenía algo de tiempo para lavar las sábanas y, limpiar todo.
Sonrío para si mismo mientras releía el mensaje del contrario, se sentía un poco mejor y hasta más repuesto de aquella tristeza.
Y sin más comenzó a limpiar su habitación, dejando en el olvido el aroma del rubio
