Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Después de algunos segundos logró recuperarse de aquella impresión, suavemente cargó al pequeño en sus brazos, quien rápidamente empezó a tocarle el rostro.
—Oh dios, no me esperaba eso...—dijo pasándole a Bertholdt aquel niño, el cual había agarrado el cable de sus audífonos.
A Hoover le hizo sentir tan feliz ver a Reiner junto al bebé en brazos, pero le pareció que el rubio no se lo tomó de la misma manera. Quizá lo rechace...
—Sé que es una sorpresa para ti...., pero mira sus ojos...—suavemente recibió a su hijo en brazos mientras le desenredaba sus deditos de los cables, con cuidado logró hacerlo liberando al de faroles mieles de aquel tierno agarre—¿No notas algo especial...?— sutilmente le estaba dando señales de que ese era su hijo también.
Aunque Bertholdt tuviera un hijo, a Reiner no le molestaba, después de todo el sólo quería volver a ser su amigo. Se levantó las gafas que traía y se acercó al rostro del pequeño.
—Pues tiene lindos ojos...—dijo algo pensativo, al estar cerca el infante estiró sus manitos y le quitó sus gafas—Oye eso es mío... ¿Cómo se llama, Berth?
Parecía que el bebé la estaba pasando de lo lindo, robándole coas al rubio. Sin embargo el tonto de Reiner no pudo notar que esos ojos eran idénticos a los suyos.
—Se llama Reiner...— respondió el moreno mientras le quitaba los lentes ajenos a su pequeño, puesto que estaba a punto de llevárselos a la boca.
—¿Reiner?—cuestionó Braun confundido, cada vez entendía menos la situación, primero Berth aparece con un bebé y ahora se llama como él—. ¿Porco no se enojo porque le pusiste mi nombre?
Hoover sentía que sólo estaba confundiendo más las cosas, debía empezar a ser directo y decir todo como era...
—Él no sabe que este es su verdadero nombre...., según él mi bebé se llama René—esa era toda la verdad.
—¿Por qué hiciste eso?—¿Acaso no estaba feliz con Porco? Sus pupilas se movían de lado a lado, sus ojos parpadeaban rápidamente empezando a asimilar todo lo que le dijo el moreno, todo era tan repentino—. Berth... No me digas que... Este niño es mío—dijo con seriedad mirando fijamente al moreno.
Aquel chico de ojos verdes no sabía por qué lo había hecho, tampoco entendía las razones que le mantenían atado a Reiner. Pero, lo que sí sabía era que ese niño era del rubio. Podía notar el desconcierto en los ojos del alfa, tenía miedo de que rechazara a su cachorro.
—Sí, Reiner. Este es tu hijo...— murmuró mientras le mostraba al pequeño—. No te pido que te hagas responsable, supongo que debes tener novia algo así—comentó con tristeza —. Sólo quería que conocieras a tu bebé..
Y ahora Reiner entendía porque ese niño le quitaba sus cosas y quería estar en sus brazos. Era fuerte enterarse de eso después de tanto tiempo, además se lo había ocultado, aunque no lo culpaba, él había desaparecido y no dejó rastro de hacia dónde iba.
