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Había llegado a la fiesta hace ya un buen rato, pero se la había pasado bebiendo en una esquina, después de lo ocurrido con Bertholdt se había vuelto en cierta medida alcohólico. Miró atentamente como este bailaba con aquel bastado con aspecto de vagabundo, y sintió algo dentro su pecho romperse.
—Al menos Berth ya me superó...— comento para si mismo antes de volver a tomar otra botella.
A la distancia Bertholdt creyó ver a Braun, en ese momento su corazón latió con frenesí, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus piernas se habían vuelto gelatina. Quería ir allá y lanzarse sobre él y llenarle de besos.
A duras penas intentó zafarse del agarre del aquel malhechor.
—Rei~Rei— murmuró en llamado a su Alfa, y aunque podría estar ebrio, jamás olvidaría que lo amaba. Su cuerpo y alma eran suyos.
—¿A dónde vas chiquito...?— cuestionó Eren de manera amenazante sujetándolo fuertemente al ver que quería irse, la noche aún era joven, y a pesar de que Historia no le había dicho que se acostara con el moreno, a él ya lo habían provocado—. Ven, vamos —empezó a jalarlo del brazo llevándolo hacia afuera, en dirección a su auto, o mejor dicho el de su medio hermano.
—E-espera— murmuró nervioso — . Me lastimas, Eren— dijo con un tono dolido, porque precisamente le estaba tomando sin cuidado de sus muñecas lastimadas. Un chillido salió de su garganta alertando a su Alfa de que estaba en peligro, su Omega interno se revolvía desesperado—. Detente, por favor—pidió con voz nerviosa, mientras veía que se dirigían a un auto.
En su momento de lucidez peleó con todas sus fuerzas para poder escapar, pero Eren era muy fuerte. Podría notar el aroma reproductivo del castaño, seguro estaba dispuesto a tomarlo.
—¡Cállate ya maldita sea!—gruñó el de fanales turquesa propinandole un golpe en la mejilla al morenolo, el cual le dejó lo bastante aturdido como para darse tiempo de abrir la puerta trasera del auto y meter de un empujón al Omega—. Estuviste muy provocativo esta noche, y ahora te arrepientes. Así no es el juego Bertholdt—dijo mientras se abalanzaba sobre el moreno besando su cuello.
—Berthy está en problemas...— pensó Reiner, porque precisamente su alfa inferno podía escuchar los chillidos de ese chico. Y aún en su estado de embriaguez era consiente de que el moreno podría necesitarlo. Pero, ¿Y si no era así? ¿Y si solo eran ilusiones suyas...? De todas formas no podía quedarse con la duda, rápidamente emprendió rumbo hacia donde se había ido ese par.
Rápidamente llego al lugar de los hechos y efectivamente vio al castaño tratando de abusar de Bertholdt dentro del vehículo; podía sentir el aroma de su Omega. El rubio levaba una botella de vidrio en la mano y sin pensarlo la arrojó haciendo que esta se rompiera haciendo ruido para llamar la atención del otro
—¿¡Qué se supone que haces, maldito!?—cuestionó eufórico mientras tomaba a Eren del cuello de la ropa y lo arrojaba al suelo sin pudor alguno. Estaría ebrio pero en ese estado salía a la luz su lado salvaje.
