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Aquel día, era un día de locos, parecía una revuelta total. Todos los estudiantes estaban recibiendo los resultados de sus pruebas de género secundario, donde se les revelarían sus particularidades como Alfas, Betas u Omegas.
Un precioso chico moreno y un rubio fornido, se encontraban caminando por los pasillos, ellos también habían recibido los resultados de sus pruebas.
—¿Y cómo has estado Berth? — cuestionó esperando que lo escuchara, mientras se giraba levemente para apreciarlo mejor —. Hace tiempo no te veía tan nervioso, ¿viste a Annie o algo así?
— Ehh..., b-bien — murmuró algo nervioso—. ¿Annie...?, n-no la he visto.
Caminaba junto a su compañero, lo miraba de reojo al hablar, aquella pregunta le había dejado bastante fuera de lugar... ¿De verdad Reiner se preocupaba por él?
Había recibido la noticia de que era un Omega, y eso le traía tenso desde hace algunas semanas.
El de ojos mieles notó una leve preocupación en sus palabras, le veía más nervioso de lo normal. Le dio una leve palmada en la espalda para animarlo.
— ¡Vamos Bertholdt!, deberías preguntarle a Annie que le salió en sus pruebas, a ver si tienes oportunidad con ella.
Aquella palmada había erizado cada vello de su cuerpo, miró a su compañero y se paralizó por completo.
— N-no creo que sea buena idea— susurró con la mirada baja —. Supongo que a ti te fue bien, ¿cierto?
— Ah sobre eso..., la verdad aún no me llega los resultados, pero todos dicen que debería ser Alfa—
Cada nervio de su cuerpo se paralizó al tenerle cerca, sus mejillas se tornaron de carmín y su respiración se volvió muy pesada.
— ¿Te encuentras bien? Estás más nervioso de lo usual — murmuró analizándolo con la mirada invadiendo un poco su espacio personal.
— Sí, estoy bien —dijo sin más, sintiendo los ojos de Reiner analizar su ser, se alejó un poco y le miró —. B-bueno debo ir al baño— comunicó para luego salir despavorido por el pasillo.
Eso estaba mal, muy mal..., Reiner era su amigo, no entendía por qué le hacía sentir de esa manera. Corría despavorido sorteando entre las personas que venían en dirección contraria. El calor de su cuerpo empezaba a aumentar de manera inconmensurable, llegaba a quemarlo, haciendo su piel arder con el simple roce de su ropa.
— ¡O-oye, Bertholdt! — dio un suspiro y empezó a seguirlo rápidamente, su amigo podría estar enfermo y si lo dejaba solo podrían ir a molestarlo —. Estás raro, disculpa si te incomodé, si te sientes mal puedo ayudarte — exclamó yendo aún tras él.
¿Que querría lograr con eso? Tal vez lo incomodó un poco.
Hoover sentía que su corazón latía muy rápido, sus piernas temblaban por sí solas; eso no podía ser posible. Estaba entrando en su celo.
