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Agustina | Capítulo: "Manchester"

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Agustina | Capítulo: "Manchester"

-Me hubieras dicho desde un principio que no querías que esto funcione y me ahorraba tiempo, Agustina - dijo Nicolás.

Abandonó mi departamento luego de gritar y reclamar y sin dejarme dar explicaciones. La gorra de Marcos había desencadenado este caos que daba como resultado el intento fracasado en retomar la relación.

Relación que terminó hace unos meses gracias a sus incontables infidelidades y pocas demostraciones de amor.

No atiné a llamar nuevamente a Marcos porque me juego la cabeza que se fue de acá puteando a todos los santos. No creo que le moleste verme con alguien más, si no que le molesta que no hicimos lo que el quería.

Sonó la puerta de mi departamento y me dirigí a abrir. Era Mili, que me había llamado para traerme a mi ahijado, hacía muchos días no lo veía y lo extrañaba.

- ¿Cómo estás rubia? - dijo, ya adentro y bebiendo el café que le dejé sobre la mesa. Pues pandemia, no podemos compartir mate por precaución.

Me moví delicadamente con Fran en mis brazos, casi por cumplir la misión de que el gordo se duerma.

- De mi vida podría hacer una novela - reí y ella hizo lo mismo, sin entender - Entre Marcos y Matías mi cabeza va a explotar.

- ¿Que pasó ahora? - indagó con curiosidad.

- Estaba Marcos acá hasta hace una hora, y llegó Nico - mordí mi labio nerviosa. Miré a Fran y otra vez a mi amiga que esperaba ansiosa el relato. - No se cruzaron obvio, le pedí que se vaya y cuando entró Nicoláss encontró la gorra. - conté, recordando la cara de él cuando encontró el accesorio. - Y bueno, terminó algo que nunca volvió a empezar básicamente.

- ¿Qué te puede reclamar él? Si te cagó durante más de un año - recordó Milagros. Trayendo a mi cabeza los momentos de mierda que tuve que pasar con toda esa situación. - No viene al caso, perdón. Pero ni siquiera habían vuelto a algo serio, se lo dejaste en claro me parece.

- No me justifica, pero nunca le dije que la relación iba a ser lo que fue - acaricié a Fran y seguí procesando mis palabras. - Podría haber negado todo lo de la gorra y mentirle, pero no podía. Hay algo que me forzaba a cortar de raíz esto.

- Me imagino que Marcos no - dijo, descifraba lo que pasaba por mi cabeza. No conteste, y la miré sin responder. - ¿Ya estás hasta las manos entonces?

Preguntó. Seguí callada. No tengo la respuesta ni yo, no se que me pasa con Marcos y me da miedo la saberlo.

Ciudad de La Plata | Argentina23 de mayo de 2020

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Ciudad de La Plata | Argentina
23 de mayo de 2020


Marcos

La llamada de mi representante me ponía en una situación desesperante. Querer quedarme en Argentina y no poder hacer nada me estaba matando, últimamente nada me sale como quiero: lesión, pandemia, suspensión de partidos, concluyendo mi vuelta a Estudiantes habiendo jugado solo un partido, y volviendo a Manchester para comer banco. Sumándole el casi fin de mi matrimonio siendo tapado por un bebé en camino.

- Me llamó Kristian. - hablé llegando al lado de Eugenia. Estaba tomando mates en el patio de casa, mientras las nenas jugaban entre ellas.

- ¿Porqué? - preguntó. Me senté en la reposera más cercana a ella y recibí el mate.

- Manchester no quiere extender el préstamo, quieren que vuelva a entrenarme allá. - sonrió y se sentó sobre mí.

- ¡Que bueno mi amor! - dijo, agarró mi cara entre sus manos y dejo besos en mis labios. - Vamos a volver a nuestra casita, More y Martí a su escuela con sus amiguitos. - me abrazó dejando besos en mi cabeza. - Y nuestro bebé va a nacer allá.

Condujo mi mano hacia su vientre, poco notable todavía. Suspiré, siempre lo mismo.

- Me hubieras gustado que me preguntes qué quiero yo, dónde me siento más cómodo. - la levanté con mis manos y me puse de pie. - Pero claro, a vos solamente te importa que el club me deposite los dólares de todos los meses y mantener tus lujos en Inglaterra, no te importa si me paso todo lo que queda del año sentado en el banco. - no esperé respuestas y volví a ingresar a la casa por donde salí.

Sé que cada vez tengo más motivos para separarme, tramitar el divorcio y que cada uno viva su vida, pero un bebé complica todo. No quiero que nazca y crezca fuera del entorno familiar que crecieron sus hermanas, mucho menos que viva lejos mío.

Estar engañando a Eugenia tan cotidianamente también era una señal de que debía dejarla. Nunca tuve algo tan frecuente como lo de Agustina. Creo que la misma situación de inestabilidad con mi mujer me lleva a querer estar entre los brazos de alguien más. Y si son los brazos de Agustina mucho mejor.

- ¿Te querés ir? - la voz de mi mujer me sorprendió y cerré inmediatamente el chat que no tendría que haber abierto, llevando mi celular a mi bolsillo delantero del pantalón.

- No, pero a vos ni a nadie le importa. - giré sobre mis pies para mirarla y levanté mis hombros. - Al fin y al cabo para vos y para el boludo de Kristian soy un signo peso, no soy persona.

- No hables pavadas gordo, no seas así. - pidió.

- No son pavadas Euge. - lo pensé dos veces y si, procedo a decir lo que siento hace mucho. - Nos vamos a Inglaterra, y en enero me vuelvo a Argentina sea al club que sea. - siguió mirándome, incrédula. - Si te querés quedar allá, quédate, mi felicidad no va a depender más de nadie.

Parece que las palabras no le salían de la boca. Quiso responder algo pero no lo hizo. Caminé hasta el baño y recién ahí sentí sus palabras. Hirientes, como siempre.

- Siempre igual, egocéntrico, no te importa la felicidad de tus hijos ni la mía. - gritó. - Siempre la misma basura, Marquitos.

Refregué mi cara con ambas manos. Es imposible contener mis lágrimas. La falta de amor de ella se nota de acá a la china. ¿Qué hice para merecer esto? Siempre le di lo mejor, siempre puse su felicidad sobre la mía, siempre fue mi prioridad. Hoy ya no.

 𝑬𝒄𝒍𝒊𝒑𝒔𝒆 | 𝑴𝑨𝑹𝑪𝑶𝑺 𝑹𝑶𝑱𝑶 |Where stories live. Discover now