Ciudad de La Plata | Argentina 11 de agosto de 2020
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Marcos | Capítulo: Mensajes
Cerré la valija que contiene parte de mi ropa y me dirigí a la otra, que estaba a medio completar. Volver a Inglaterra tan rápido no estaba en mis planes, y me duele que sea así. Saber que no voy a tener oportunidad de jugar como acá, o que no voy a estar cerca de mis viejos, mis hermanas, mis amigos de La Plata, me saca totalmente las ganas de viajar.
— Contesta los mensajitos que te llegaron, no seas cagón. — gritó Eugenia ingresando a la habitación y tirando mi celular sobre la cama. La miré sin entender, y pensé durante unos segundos. Agarré el celular bajo su atenta mirada llena de lágrimas.
— No pien...— intenté decir apenas leí de quién se trataba.
— No te excuses, no seas tan basura. — me interrumpió, todavía con la voz elevada. Bloqueé el celular, sin responder y dejé las valijas, acercándome a ella. — ¿Hace cuánto te la estás cogiendo? Porque no es el único mensaje que tenés. Decímelo, se sincero por una vez en tu vida. — retrocedió unos pasos, poniendo distancia entre los dos. — ¿Es la misma Agustina de la que te borré el número hace un tiempo?
Sus lágrimas me llegaban a mi. Me atrofiaba el corazón y me provocaba vergüenza de mi mismo. Y lo peor de todo es que no me arrepiento de estar con otra mujer todos los días.
— Euge, escúchame. — pedí tratando de acercarme, pero caminó hasta su valija y la tiró al piso, sacando todo lo que había adentro.
— Andate solo o con tu putita, con mis hijas y conmigo no cuentes más. — dejó de revolear la ropa por todos lados y se sentó en la cama agarrando su cara y su llanto se hizo más audible. — ¿Qué va a pasar con nosotros Marcos? Arruinaste lo que venía tan bien.
— ¿Lo que viene bien Eugenia? — pregunté acercándome a ella y sacando sus manos para que me mire. — ¿No te das cuenta que esto está cada vez peor? ¿Qué es lo que va bien? — negó mi mirada y siguió llorando. — Esto viene cada vez peor porque no me tenés ni un poquito de amor, porque lo único que te importa de mi es mantener tu imagen de relación perfecta ante el mundo. — ahora yo fui quien elevó la voz. Me molesta que me haga quedar como el malo, que arruinó la familia perfecta cuando no lo somos. — Seguís conmigo porque te pensas que te va a faltar algo si me separo de vos.
— Intento remediar algo que no rompí. — reí sarcásticamente. Eugenia negó con la cabeza y se tiró en la cama. — Por eso estoy acá, permitiéndote todas las forreadas que me haces, y porque me muero de amor por vos a pesar de todo. — concreté. Dando por finalizada la discusión.
