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Marcos Rojo | Capitulo: Caminos separados
La observo mientras desayuna, buscando la manera exacta de decirle lo que me pasa sin que le caiga tan de golpe.
Amanecimos juntos y mi mal estar por su alusión a un futuro juntos no se fue, sigue latente en mi cabeza. Pero no encuentro las palabras para decirle que quiero seguir con ella sin la presión de una relación o un mañana.
— ¿Por qué no entrenaste hoy? — pregunta, sacándome de mis pensamientos.
— Nos dieron descanso ayer por el partido del domingo y hoy entreno a la tarde en Casa Amarilla. — cuento, poniéndola al tanto de mis horarios. — Vos no fuiste a trabajar.
— No tenía ganas, le avisé a mi vieja ayer. — comenta, bebiendo su vaso de jugo.
Sigo evaluando en mi cabeza la forma de decirle lo que quiero, pero no me sale. Aunque suene contradictorio, no quiero lastimarla y que me odie para toda la vida.
— Agus con respecto a lo de anoche. — comienzo diciendo, y ella presta entera atención en mí. Estoy nervioso y seguramente ella lo nota.
— Me sigo cuidando, no soy boluda. — dice con una sonrisa y tocando un tema que no hace falta.
— No es eso. — dejo salir un largo suspiro y siento que es el momento justo de decir las cosas como son. — Me gustas, eso está clarísimo, la pasamos bien juntos, disfrutamos, pero — me trabo al ver en sus ojos un brillo que seguro se va a borrar. — Todo lo que te pudiste llegar a imaginar conmigo, yo ya lo viví, son experiencias que ya transité y siendo sincero, no tengo ganas de volver a pasar lo mismo. — Agustina baja la guardia y me demuestra que si algo se rompió fue su corazón. — No quiero lastimarte, ni verte sufrir, pero pensé que eso te lo había dejado claro.
— Vos nunca dejas nada en claro porque no sabes hablar. — ataca, con un tono de voz diferente al que tenía antes. — Tus actitudes dicen una cosa y vos decís otra, nunca logro entenderte.
— Nunca te dije que me quería casar con vos. — lanzo con brusquedad sin pensarlo dos veces. Rasco mi cabeza nervioso y procedo a seguir hablando. — Hay muchas cosas que no voy a ser capaz de darte por las cuales nunca vas a ser feliz al lado mío.
— Pensé que habíamos superado la etapa de solamente coger.
— ¿Qué tiene de malo solamente coger? Somos grandes ya.
— Que me cansé de lo mismo, quiero de una vez por todas tener a una persona que se muera por mí, que me quiera, con la cuál no tenga que esconderme más y por fin tener una relación que todos envidien. — exclama, dejándome sorprendido por lo enserio que habla. — Tres años hace que estamos en la misma, y pensé que seguías conmigo porque querías algo más, pero me equivoqué yo otra vez.
