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Agustina | Capitulo: Gracias

Mi familia estaba siendo golpeada bruscamente con la muerte de mi abuelo a causa de un robo a mano armada hace dos días.

Apenas pasaron unos minutos del cortejo fúnebre y del entierro, al cual pudo asistir menos gente de lo que sería en un año normal. Se me caía a pedazos la vida y el dolor de ver a mi a abuela Irma despedir al amor de su vida me está matando. Sé que soy su apoyo en este momento pero no puedo soportar más esta fortaleza.

Volvimos a la casa de mi abuela, acompañados de sus otros dos hijos además de mi mamá, para que ella no esté sola en su regreso a esta casa vacía. Mi papá no dejó sola a mi mamá en ningún momento, esto demuestra el gran amor y lo que es tener una pareja de verdad.

- Hijita anda a dormir, que no paraste un segundo desde el otro día. - recomendó mi mamá cuando le llevé una taza de té para ella y otra para mi abuela.

- ¿Ustedes se quedan acá? - acaricié la espalda de mi abuela, que tenía la mirada perdida. Me hiere pensar en cuántas cosas pasarán por su cabeza en este momento.

- Si, todos. - respondió.

- Bueno abue, yo me voy entonces. - la abracé y sentí su llanto en mi hombro. Acaricié su espalda una vez más y me permití derramar algunas lágrimas. - Te amo, ¿Sabes?

- Si mi nena, yo igual a vos. - pasó su mano por mi rostro cuando me alejé de ella y sonrió.

- ¿Mañana vas a dormir conmigo? - hice un puchero acompañado de la invitación y ella rió asintiendo con su cabeza. - Entonces me voy más tranquila.

La abracé una vez más y me despedí de todos los demás para emprender un viaje a La Plata y descansar. El camino no fue muy largo pero sí lo parecía por el simple echo de que no veía la hora de llegar a mi cama.

Me tomé el tiempo de bañarme y relajarme en el agua un buen rato, para luego salir y meterme a la cama. Agarré mi celular y subí una foto al estado de WhatsApp junto con mi abuelo y un emoji de ángel, sin más palabras.

Al instante, recibí un mensaje que no me esperaba.

Marcos Rojo

Lo siento mucho, Agus! >
Si necesitas algo, estoy >

Repito, no me lo esperaba y mucho menos luego de constatar su enojo sin motivos. Pensé durante algunos segundos la respuesta, y si, posiblemente necesitaba de una persona que me abracé y me distraiga después de todo esto.

Agus

Gracias Marcos! >
Estoy en mi casa, si no es
molestia, pasa. >

Su respuesta no tardó más de un minuto y era positiva. Quiero idealizar a un Marcos sentimental y comprensivo, sin ganas de venir a ponerla nada más.

Me levanté para esperarlo y no tardó mucho. Cuando llegó, se anunció en el portero y entonces llamé a portería pidiendo que lo dejen ingresar, para evitar que se moje esperándome. Llegó a mi puerta y al instante que abrí, Marcos me abrazó cálidamente, dándome lugar a llorar todo lo que no pude llorar.

- Gracias por venir. - dije, aferrándome más a su cuerpo, acto que provocó que Marcos deslice sus manos por mi espalda. - Lo de mi abuelo me está matando, siento que el universo conspira en mi contra, no me sale una bien. - en parte, hice referencia a nuestras diferencias.

Me separé de él unos segundos después porque recordé que las cosas estaban mal, y que no se iban a arreglar por un simple abrazo. Lo noté nervioso, rascando su cabeza, me hace suponer que hay algo detrás de esta visita.

- Creo que te debo una disculpa por la manera en que te volviste de Inglaterra, pero quiero que también entiendas que no fue nada planeado por mí. - comentó, pidiendo perdón por algo por primera vez en todo el tiempo que nos conocemos. Con razón tanto nerviosismo. - Sabías que me había peleado con Eugenia y que ella apareció allá un día así de la nada. - sus ojos estaban fijos en mi y me ponía nerviosa. Caminé hasta la barra y agarré el vaso de agua que antes había dejado.

Si, tiene razón, pero tampoco me merecía tanto desinterés de su parte, luego de haber dejado todo y cumplir con su propuesta.

- No es momento de hablarlo, no tengo ganas de discutirlo ahora. - tomé agua y él vino a mi lado para agarrar mi cabeza y juntar ambas frentes.

- ¿Y si no es ahora, cuando? - dijo. - No puedo mantener más este enojo y mucho menos puedo bancarme que estés lejos mío. - mi mirada bajó a sus labios, que me estaban tentando.

Hice lo que sentí y lo besé después de tanto tiempo son hacerlo. Era un beso lento, tranquilo, que me hacía replantearme lo mucho que lo necesité y todo lo que siento por él.

- ¿Entonces? - abandoné sus labios pero no me alejé de este agradable contacto.

- Volvamos a lo que tuvimos, pero esta vez sin jugar sucio ninguno de los dos, no te prometo una relación pero ya estoy separado y eso facilita las cosas. - dijo, acariciando mi mejilla.

Sentí el ladrido de mi perra que provocó que ambos giremos y le prestemos atención. Desde que llegué, la perra no había dado señales de vida, estaba muy tranquila durmiendo en su intento de cama al lado de la mía, pero, al parecer, una presencia masculina le llamó la atención y provocó su despertar.

- Hola mi gorda. - dije, golpeando mi pierna para que ella se acerque, pero, me ignoró y caminó hasta los pies de Marcos.

- Hola Gaia. - Marcos recordaba el nombre de mi perra y eso me provocó una risa estúpida. Se agachó para acariciarla y ella se le restregó en la palma de la mano, buscando más atención. - Por tu culpa mis hijas ahora quieren una perrita. - continuó hablándole y comencé a reír. - Hagamos un trato. - dijo, al levantarla y mirarme, ahora hablándome. - Cuando vayan mis hijas a casa me llevo la perra, ¿Querés? Te la alquilo.

Reí con una carcajada y Marcos hizo lo mismo. Tenía esa capacidad hermosa de hacerme olvidar por un rato de mis malos momentos, con la más mínima pavada. Dejé un beso en la cabeza de mi perra, y otro en la boca de Marcos.

Es inexplicable la falta que me hizo todo este tiempo, pretendo dejar todo de mi parte para que ésto vaya más allá de lo que es. Puedo confirmar que lo quiero más de lo que pensé.

 𝑬𝒄𝒍𝒊𝒑𝒔𝒆 | 𝑴𝑨𝑹𝑪𝑶𝑺 𝑹𝑶𝑱𝑶 |Kde žijí příběhy. Začni objevovat