Ciudad de La Plata, Buenos Aires | Argentina 21 de noviembre de 2021
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Marcos Rojo | Capítulo: Juntos
Miro el reloj una vez más en lo que va del día, creo que ya van 20 veces que lo diviso y la aguja está siempre en el mismo ángulo: 08:45. La hora acá adentro no pasa.
No está siendo fácil la estadía acá, los días sin dormir, la cabeza maquinado a mil, o el simple echo de estar en un Sanatorio desde el día del accidente. Agustina estuvo 3 días en UTI pero ya es el segundo que está en sala común, recuperándose y cada minuto más cerca del alta.
Ésta fue la primer noche que paso con ella después de varios días. Desde ayer que la trajeron a ésta habitación no me despegué, excepto en la visita de la tarde que salí tan solo dos horas para poder bañarme y traer a la clínica cosas que necesitábamos. Entre ellas el celular de Agus que hice arreglar, ya que estaba destruido.
Ella duerme todavía, cómo lo hizo toda la noche. Solo se despertó para ir al baño dos veces. El doctor dice que es causa de la sedación de los días anteriores y del cansancio que le provoca estar acá, además del embarazo, ya que es un síntoma del mismo.
Ni siquiera Agus despertó cuando las enfermeras vinieron a hacer el chequeo rutinario y mucho menos cuando le trajeron el desayuno, hace más de una hora, por lo que se lo volvieron a llevar.
La observo, cómo lo hice toda la noche, recorriendo con mis ojos cada parte de ella. Tengo una mezcla de sentimientos difícil de explicar: me invadió el miedo durante estos días, la culpa, los recuerdos de cada error que tuve y juro que nunca más quiero sentirme así, nunca. Creo que este susto me sirvió para darme cuenta, entre otras cosas, que me acostumbré tanto a mi vida con ella que me sería imposible vivir de otra manera. Además del amor tan grande que siento y lo convencido que estoy de que es ella a quien quiero, sin importar todo lo que tenga que afrontar.
Con respecto al bebé, estoy feliz, no lo voy a negar, aunque también me da miedo. Me da miedo no ser lo que ella espera y decepcionarla una vez más, cómo lo hice desde que llegué a su vida. Pero estoy ilusionado por vivir el embarazo junto a ella, de una manera totalmente distinta a lo que fue con mi ex mujer.
— Me intimidas. — dice Agus apenas al abrir los ojos, con una risa. Su voz es ronca y suave. — ¿No dormiste?
— Poquito. — respondo con la misma suavidad de sus palabras, mientras acaricio los mechones de pelo que caen por su hombro izquierdo. — Vos por lo visto dormís más de lo normal. — niega con una risa y se acomoda mejor en la cama. — ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
— Me duele todo, pero me la aguanto. — dice con muecas de dolor causando mi risa. — Hoy anda si querés, yo me quedo con mamá o con alguna de las chicas. — niego con mi cabeza enseguida, descartando esa posibilidad. — Te estás perdiendo muchas cosas por estar acá, el club tiene que ser tu prioridad, tus hijas. — me molesta que siempre se minimice, se reste importancia, como si se sintiera una molestia.
