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3 de junio de 2022
Ciudad de La Plata, Buenos Aires|Argentina

3 de junio de 2022 Ciudad de La Plata, Buenos Aires|Argentina

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Capítulo 54: "Miedos"

Agustina Linares

    Observo detenidamente todo lo que Marcos hace, bajo mis órdenes, claramente. Son las 6am pero ninguno de los dos pudo pegar un ojo en toda la noche. Los motivos son suficientes: cesárea programada para dentro de unas horas.

En tan solo unos días entro a las 40 semanas y mi hijo no da señales de querer salir de la panza y debido a las complicación de mi embarazo y las dificultades que estoy teniendo, los médicos decidieron programar la cesárea para hoy viernes.

Estoy con reposo absoluto hace más de dos semanas, desde que tuve que ingresar a la guardia por presión baja, la cual fue el resultado de un mal funcionamiento en el sistema respiratorio, es decir, respiraba mal, lo cual es un síntoma de lo que me diagnosticaron: Polihidramnios.

    Tuve suerte, ya que es lo único que presenté. No hubo parto prematuro, no hubo sangrado, ni alguna anomalía detectada en el bebé.  También tuve un excelente compañero que no me dejó hacer ni un esfuerzo de más durante todo este tiempo.

     Marcos salió de bañarse hace tan solo unos minutos y se puso a revisar por décima vez en la semana el bolso del bebé así como el mío. No quiere olvidarse nada, para no perderse si quiera un rato junto a su hijo.

- ¿No pensas levantarte, gorda? - dice mi novio cuando ve que doy media vuelta y abrazo la almohada.

- No, ¿para qué? si tengo mi esclavo que ordena todo. - jodo. - Además tengo que aprovechar mi cama lo más que pueda.

   Marcos ríe y sigue insistiendo en que me levante, ya que a las 7am tenemos que estar en la clínica. Le hago caso y me levanto para empezar a cambiarme y preparar el bolso de mano con lo mas útil.

    Los nervios me consumen tanto a mi como a él, aunque más a mi que soy mamá primeriza y no voy a saber qué hacer cuando mi hijo llore.

    Tengo miedo de no ser la madre que el espera, o de no ser la madre que mi hijo necesita. Nadie habla de los miedos que experimentan las madres primerizas, nadie enseña a cómo serlo.

– ¿Estas bien? – pregunta Marcos al ingresar a la habitación nuevamente y encontrarme sentada sobre la cama, a medio vestir. – ¿Te duele algo?

    Apoya su mano sobre mi espalda y se sienta junto a mi, haciéndome sentir lo suficientemente débil frente a él para llorar como si no hubiera un mañana.

Yo no estoy preparada para esto. – es lo primero que digo. Marcos instantáneamente me abraza, para tratar de calmar mi llanto. – Yo no voy a saber qué hacer, no voy a tener paciencia, te voy a parecer una inútil. – mi llanto no cesa y las palabras salen como pueden.

– Tengo tres hijas pero con ninguna fui tan presente como debería haberlo sido, cambie pocos pañales, preferí dormir antes que dar la meme cuando lloraban mucho de noche, no estuve ni siquiera en las consultas médicas cuando se enfermaban y es algo de lo que me arrepiento hasta el día de hoy. –comienza diciendo. – Vamos a aprender juntos, vamos a ser un gran equipo.

– No quiero que seamos una carga para vos.

– Agustina no son una carga, son mi familia. – enuncia. – Deja de sentirte menos importante, son lo que más me importa ahora. – me abraza nuevamente pero ahora acariciando mi espalda. – Yo entiendo que son las hormonas, pero me estás moqueando toda la remera con la que tengo que recibir a mi hijo.

    Su último comentario me hace reírme tras continuan cayendo lágrimas de mis ojos. Deja un beso en mis labios y seca mis lágrimas, sonriendo él también.

   Somos un gran equipo.

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Marcos Rojo

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Marcos Rojo

   La vida se detuvo en este momento, cuando escuché el primer llanto de mi tan esperado hijo, me volvió el alma al cuerpo, sentí cosas imposibles de explicar. 

      La enfermera acerca nuestro hijo a Agustina, y él calma el llanto de tan solo sentir el contacto con su madre. Lagrimeo, sonrio y los abrazo a los dos sintiéndome completo de una vez por todas.

Hola mi amor. – digo en un susurro, sintiendo los quejidos de mi hijo que aprieta el dedo de su madre, bajo la mirada de todo el equipo médico que necesita terminar con lo suyo.

     Son mi vida entera. No puedo explicar lo que me pasa en este momento, el corazón se me quiere salir del pecho. No lo soñé, no lo imaginé pero la vida me tenía preparado algo tan lindo que ni en mis mejores sueños podría haberlo presentido.

     Hoy queda atrás todo. Los miedos, nuestro pasado, nuestros conflictos y malentendidos. Hoy empieza una nueva vida, somos otros, tenemos una vida en común por la cual luchar para siempre, tenemos la responsabilidad de criar a nuestro hijo.

    Y aunque suene mal, es distinto todo a mis otras hijas. Es distinto el contexto, la forma en la que todo se dio, jamás me sentí de esta manera. Nunca estuve tan presente en el embarazo como esta vez, quizás porque ella me lo permitió y se sintió cómoda con mi presencia.

Mi hijo vino a completar lo que a los dos nos faltaba y ni siquiera lo sabíamos. Y aunque era algo impensado, acá estamos, formamos nuestra familia, la vida nos sonrió, cambiamos los dos lo suficiente para ser lo que la otra persona quería y necesitaba.

    El amor que siento es tan grande que no se puede explicar. Bienvenido Lucas, papá está feliz.


/.../

Aparezco para decirles que esta historia no podía quedar así, necesita un final así que ya se acerca.
Gracias por esperar y estar. Espero muchos comentarios y votos 🖤

 𝑬𝒄𝒍𝒊𝒑𝒔𝒆 | 𝑴𝑨𝑹𝑪𝑶𝑺 𝑹𝑶𝑱𝑶 |Where stories live. Discover now