Ciudad de La Plata | Argentina Miércoles 03 de febrero de 2021
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Marcos Rojo | Capitulo: Culpa
Golpee otra vez la puerta de la casa de mis hijas esperando una respuesta que tarda en llegar, algo fuera de lo normal.
Como acordamos con su madre, paso a buscarlas todos los días, tres días a la semana para que almuercen conmigo y los otros días a la tarde, hoy era uno de esos. Aunque Morena insistía en dormir conmigo, mi ex mujer todavía no lo permitía.
Esta casa daba lugar a un remordimiento en mi corazón, me llevaba a pensar en todo lo perdido al haberme separado. Y no es lo material, va más allá del tema económico, me refiero a los almuerzos y cenas con mis hijas y Eugenia, los fines de semana con nuestras familias, y las fiestas que pasamos juntos, entre otros festejos un poco más íntimos como los días del padre.
Fueron muchos años de matrimonio, una familia que es hermosa, un sentimiento de amor que era perfecto, y todo eso fue opacado por su falta de amor, su ambición, sus ganas de mantener la imagen de familia perfecta y extranjera, y la falta de empatía conmigo.
No fui la víctima y no intento serlo, sé que tuve mis errores y no se pueden ocultar, pero hay cosas más graves. Me tocó pasar noches llorando por sentir que no me quería, por sentirme un número o un signo peso para ella, pensando que era más importante lo que ganaba a lo que yo sentía y pretendía, que era jugar.
Y el día que me hizo click la cabeza fue cuando juzgó la invitación que le hice a mi hermana Micaela de ir a Manchester a visitarnos. Sus frases como "se cuelgan de vos para darse lujos" o "quiere venir para que le compres ropa" entre otras, fueron las que me hicieron dar cuenta de la clase de persona en la que se convirtió. Mi familia es sagrada y ella no es nadie para hablar así de ellos, mucho menos para decirme qué tengo que hacer con mi dinero y qué no.
— Luna duerme, Morena y Martina están jugando. ¿Qué necesitas? — dijo, abriendo la puerta y sacándome de mis pensamientos.
— Vengo a buscarlas para pasar la tarde, como acordamos. ¿Ya te olvidaste? — respondí. La calma se me fue en los minutos que me hizo demorar. — Y trata de abrir más rápido porque mi tiempo con ellas es valioso.
— No te las vas a llevar. — sonrió sínicamente y se apoyó en el marco de la puerta cruzando los brazos. — ¿Te pensas que te voy a permitir que mis hijas pasen tiempo con tu puta de turno, Marcos? — contuve mis nervios y evité ameritar la provocación. — Me parece muy mal de tu parte que la lleves a tu presentación y encima, tener que verla con mi hija upa. — al parecer, circuló alguna foto. No tengo motivos para dar explicaciones.
— Deja de joder, dale traelas. — pedí.
— Agradeceme que no dejo que se queden a dormir y te la podés coger tranquilo. — continuó. — ¿Por eso te querías ir rápido de casa, no?
