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Agustina | Capitulo: Algo más
- Besos profe, nos comunicamos mañana. - dije al mismo tiempo que saludaba con mi mano y la profesora correspondía.
Salí de la videoconferencia de Zoom correspondiente a la cátedra Finanzas luego de que la titular la de por finalizada, y cerré la computadora. Salí de la habitación, dirigiéndome al living dónde Marcos estaba recostado en el sillón mirando televisión.
Mejor dicho, estaba con su celular, porque le prestaba más atención a este. Pasé por atrás suyo y no tuve mejor idea que ojear el inicio de su Instagram por el cual navegaba. Todos culos a los cuales likeaba sin filtro.
Que más podés esperar de un burro más que una patada, dice el dicho, ¿no?
Y para completarla, respondió a un mensaje que trataba de una reacción a su historia reciente.
- ¿Querés un mate? - preguntó cuándo me senté a su lado, disimulando el mal estar. Asentí con mi cabeza y él guardó su celular para cebarlo. - Si te llama tu novio ¿qué le vas a decir?
En la cabeza de Marcos todavía existía mi relación con Matías. Nunca le conté que eso terminó a causa suya, porque él mismo me sacó las ganas de querer a alguien más. O mejor dicho mía, porque le permití meterse en mi cabeza.
Mantengo esa mentira con el fin de ver en Marcos alguna muestra de celos o molestia, que hasta ahora no ví.
- Lo mismo que le dijiste a la que te reaccionó la historia. - respondí. Su mirada penetrante me está analizando. - Que es un bombón. - crucé nuestras miradas y Marcos revoleó los ojos en un suspiro y miró la televisión. - Rápidos esos dedos para likear culos eh. - rió.
- ¿Qué planteo estás haciendo Agustina? No sos mi mujer. - dijo, descolocándome totalmente.
- Por lo menos hacelo con un poco de cautela cuando estoy en la misma habitación que vos, no sé, digo. - su actitud era la misma, risas desvalorizando lo que digo.
- ¿Es en serio lo que planteas, boluda? - fijó su atención en mi.
- No pelotudo, es mentira, me encanta que hables con mil minas enfrente mío. - agarré mi celular para no dirigirle la palabra y me lo sacó de las manos para que vuelva a mirarlo. - No me molestes. - pedí.
- Me separo por vos, estoy sin convivir con mis hijas hace un mes, te traigo a Manchester, te abro las puertas de mi casa y ¿Haces esto? - dijo, con sus ojos fijos en mi.
