2. Alex y Noah

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Debía de estar borracha.

Muy borracha.

Y había escuchado mal.

Me senté en el borde del jacuzzi y miré a la chica de adentro. Ella se veía tan linda, con sus largas pestañas, labios gruesos y cabello negro. No había manera de que el inservible de Seth pudiera salir conmigo y con ella al mismo tiempo.

Era injusto. El universo le daba tanto a quien no se lo merecía.

Al ver que yo no respondía nada, la chica se enserió. Ahora se veía preocupada pese a su borrachera.

—Dime que no es tu novio —dijo.

La puerta se abrió y de ella apareció Cloe con un vaso en la mano. La música invadió el pequeño baño y de pronto me sentí expuesta.

—Cariño ¿Está todo bien? Creo que tu teléfono se conectó a los parlantes por bluetooth. —Me gritó para hacerse oír—. ¿Ese era Seth regañándote?

—¿Al bluetooth? —Miré al teléfono de la desconocida en el suelo del jacuzzi y luego a Cloe, quien me observaba con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Detrás de ella vi la fiesta. Muchos seguían con lo suyo, pero otros habían girado la cabeza hacia nosotros con curiosidad.

—Estamos por tener un trío —dijo de repente la chica del jacuzzi—. O te sumas, o te vas. Pero cierra la puerta.

Cloe nos miró a los tres, pero ni Adrián ni yo dijimos nada. Ella hizo amague de meterse, pero soltó una carcajada, soltó un "sólo bromeo" y se marchó, cerrando la puerta detrás de ella.

—Me voy a casa —dije cuando quedamos solos.

Me levanté, pero me atrapó por el brazo.

—Soy Alex —dijo de la nada.

Me zafé de su agarre y salí del baño.

No estaba de humor como para hacer amigos. Y menos con las amantes de mi ex novio.

Le dije a Adrián que él podía quedarse si quería, pero metió una excusa sobre cuidarme o qué se yo y me acompañó de regreso a casa. Los dos sabíamos que era porque ya estaba extrañando a cierta persona que había decidido no acompañarnos hoy.

De regreso en el uber aproveché para enviarle un mensaje cariñoso a mi ahora ex novio.

De: Jess

Para:Seth Inútil

Nos vemos el lunes.

Imbécil🥰

Cuando llegamos a nuestro departamento las luces de la sala de estar estaban encendidas pese a ser las dos de la mañana. Dejé mis zapatos junto a la puerta y Adrián entró dando zancadas hasta llegar al sofá, donde nuestro otro compañero de piso jugaba una partida en linea.

Santiago tenía el cabello y los ojos negros. Siempre vestía de ese mismo color y si no lo conocías parecía ser el tipo de chico con el que no te quieres meter. Cuando nuestros padres comenzaron a salir y lo conocí, creí que me iba a llevar mal con él, pero resultó ser el más amigable de nuestro grupo de tres.

—¡Me duele la cabeza! —se quejó Adrián antes de dejarse caer sobre él en el sofá.

Santiago sólo atinó a soltar su joystick antes de que Adrián se derrumbara sobre sus piernas. Me levantó una ceja a modo de pregunta y yo simplemente me alcé de hombros.

Lo vi apagar su micrófono antes de pasar los brazos por encima de Adríán para seguir jugando.

—¿Cómo les fue? —preguntó sin dejar de ver la pantalla.

Ella sabe que la odio | YA A LA VENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora