23. Siempre esperen lo inesperado

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ALTO AHÍ: 

Holi. Antes de comenzar el cap les recomiendo que pongan de fondo el video que está en galería. O pueden buscar en youtube o spotify "Danse Macabre" para escucharlo mientras leen. Les recomiendo comenzar a reproducirlo a partir de la segunda escena (desde la prueba de vestidos hasta el final).

Creanme que lo van a disfrutar muchisimo más así.


JESSICA

Cuando Alex y yo abrimos la puerta del departamento, nos encontramos con Santiago echado en el sofá, jugando con su nintendo switch. 

Él levantó la cabeza y nosotras nos detuvimos en la puerta, como si temiéramos que se hubiera enterado de lo que sucedió en la gala y nos fuera a regañar. Pero más que enojado, se veía somnoliento.

—¿Dónde está Adrián? —preguntó.

Ah.

ADRIÁN.

Alex y yo nos miramos alarmadas.

¡Lo habíamos dejado en la gala!

No puede ser.

Saqué mi teléfono para llamarlo, sin darle explicaciones a Santiago, y en la pantalla apareció su nombre en grande con una llamada entrante. Atendí enseguida.

—¿Adrián? —pregunté preocupada— ¿Dónde estás?

—¿Yo? —El pelirrojo hizo una pausa—. ¿Dónde estás tú? Te estoy buscando hace como...como siete horas. —soltó una risa de borracho—. Estoy yendo a la fiesta. Voy a compartir auto con Lali. Lamento dejarte sola, pero el deber llama. —Me pareció oír que alguien lo llamaba y luego a él tapando el micrófono para responder—. Te dejo. Vuelve con Alex o no sé. No vayas sola. Quisieron ahogar a alguien en el lago.

Miré a Santiago, entado aún en el sofá, atento a la llamada. Estaba segura de que me iba a echar una bronca por dejar a Adrián apenas colgara.

—No te preocupes por mí. Llamaré a un taxi —mentí—. ¿Por qué no me pasas la dirección de la fiesta así pasamos a buscarte?

Adrián respondió algo que no entendí y colgó. Unos segundos después me envió una dirección.

—¿Dónde está Adrián? —volvió a preguntar el emo.

—Mira, puedo explicarlo. —Me acerqué con cautela hasta mi amigo—. Nos tuvimos que separar para escapar de la policía y él acabó en una fiesta con otros famosos. —Le enseñé la pantalla de mi teléfono—. Aquí está la dirección. Podemos ir en taxi.

Él se levantó del sofá y dejó su nintendo sobre las almohadas, resoplando.

—Tú quédate aquí. Voy yo.

¿Ni siquiera me iba a preguntar por qué estábamos escapando de la policía?

—Pero...

—Ya has hecho bastante. —Presionó su dedo índice contra mi frente para empujarme hacia atrás cuando pasó a mi lado.

Golpeé su mano para quitármela de encima y lo vi colocarse su chaqueta antes de marcharse.

Volví a fijarme en Alex, ahora que teníamos la casa para nosotras dos. Pero cuando la vi, la encontré mirando su teléfono. La vista clavada en la pantalla, concentrada y se mordía la uña del dedo pulgar.

Ella sabe que la odio | YA A LA VENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora