Extra 2: Sólo somos amigas... ¿O no?

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Nunca en mi vida había viajado en avión hasta ese momento.

La mañana del vuelo seguí a Cloe por todo el aeropuerto como un perrito, con miedo de perderme o cometer algún error y que la policía aérea me arrestara. Ella se dio cuenta de lo aterrada y emocionada que me estaba e intentó molestarme en más de una ocasión, pero la mandé a la mierda.

¿La ofendí? No, en absoluto. Hasta le hizo gracia. Pero entendió el mensaje y dejó de fastidiarme..

El viaje fue corto y tranquilo. Cloe leyó un libro que yo ya conocía e intenté spoilearle el final, pero amenazó con besarme si no me dormía, así que me eché una siesta que duró todo el vuelo.

Una vez abajo, cuando esperábamos por nuestro equipaje en la cinta, aproveché el tiempo muerto para hacer una búsqueda en google:

"SI LA CHICA CON LA QUE ME ESTOY ACOSTANDO ME COMPRA BOLETOS DE AVIÓN SIN CONSULTARME, DEBERÍA ALARMARME?".

Había obtenido algunas repuestas en seguida.


Nawurp dice: Hermana ¿Has visto el estafador de tínder?

TimoteoCulomet dice: Depende ¿Los ha pagado con su dinero o con el tuyo?

Aguacate1818 dice: Bien Christian Gray la novia ajska ¿De casualidad tiene fetiches raros?


—Debiste haber buscado eso antes de subirte al avión conmigo —susurró Cloe en mi oreja.

Me estremecí y me aparté, apagando la pantalla del teléfono, aunque ella ya hubiera leído todo. Cloe estaba ligeramente inclinada hacia adelante para tener su rostro a la altura del mío.

—¿No te dijeron tus padres que es de mala educación espiar conversaciones ajenas?

La sonrisa de Cloe se ensanchó.

—No, nunca.

—Lo que me temía. Eres una consentida.

Puse una mano en la cara de ella para apartarla, pero Cloe tomó mi muñeca y dejó un beso en mi palma sin dejar de mirarme.

—Lo dices como si tú no fueras mi consentida.

Quité mi mano como si hubiera recibido una descarga y la metí en el bolsillo de mi abrigo.

Encontramos nuestro equipaje unos minutos después y la seguí por el aeropuerto. Quedé tan distraída por todo a mi alrededor que seguí caminando incluso cuando Cloe se detuvo. Tardé varios metros en darme cuenta de que ya no tenía la compañía de una rubia de casi metro ochenta y me volteé.

Encontré a Cloe junto a la tienda de regalos, hablando con una chica.

Como si las dos hubieran sentido mi mirada, se voltearon a verme.

Ella era mucho más baja que Cloe, aunque se veía más alta que yo. Parecía tener la misma edad que nosotras e iba completamente abrigada.

Era bonita, pero se veía desalineada. Su cabello, castaño oscuro, salía de debajo de su bufanda, despeinado. Llevaba calcetines gruesos y largos de varios colores que se veían porque eran más largos que sus botas de invierno y la mochila que llevaba en la espalda tenía bordados varios animales y flores en el bolsillo.

—¿Quién es ella? —pregunté.

—¡Hola! —La muchacha extendió sus brazos y tomó mis manos enguantadas en un saludo—. Cloe me dijo que eres su amiga.

—¿Amiga? —levanté una ceja hacia Cloe.

Pero si ella se dio cuenta del trasfondo en mi gesto, no lo demostró.

Ella sabe que la odio | YA A LA VENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora